2015/11/27

[04] DEMOCRATIA INDIGET RELIGIONEM CHRISTI

 [04] DEMOCRATIA INDIGET RELIGIONEM CHRISTI


Fe, hecho religioso, y realidades sociales.
Pasan los años y llega el momento del balance: ¿Qué he [hemos] recibido?, ¿Qué entrego [entregamos]? ¿En qué circunstancias va a transcurrir el futuro de mis hijos? ¿Y el de mi hija, en particular?, porque no puedo olvidar que la mujer es el ser físicamente frágil de la especie. La que se autodenomina sapiens.

Miro a mí alrededor. Y al pasado. Y convengo conmigo mismo, y con muchos otros, que nuestros sistema de convivencia, la democracia occidental, en la que está instituida la discrepancia y el derecho a respetarla –e incluso alentarla huyendo de toda uniformidad–, es, ­a la vista de todos sus resultados, el mejor logrado por el hombre hasta la fecha.
Y que es fruta del huerto cristiano: ninguna de las otras grandes religiones ha alumbrado en su seno nada parecido ni puede aducir méritos similares.
La fe, en cuanto creencia de la persona en la existencia divina, en la existencia de un ser supremo, en cuanto manifestación que se presenta como hecho y a escala individual no es lo esencial en lo que comento. el hecho religioso, la formulación compartida de esa manifestación individual en un ámbito social más o menos amplio y sus efectos sobre este. Y tampoco analizo las relaciones de causa y efecto entre ambas cuestiones.

Hasta un pasado relativamente reciente los grupos sociales que la historia ha alumbrado han adoptado una formulación colectiva nítida de la fe, un hecho religioso predominante, en su seno. Cuestión esencial porque la persona lo es en cuanto componente de un determinado grupo social de referencia.
Por ello, sobre cada cual, resultan determinantes los parámetros que configuran este, del grupo social depende lo que se puede llegar a ser, es decir, el campo de expectativas que se le abren en él. La dependencia del legado de nuestros ancestros, y del intercambio continuo que mantenemos con nuestros contemporáneos, es absoluta: nadie es capaz de sostener su vida únicamente por sí.
La mirada debe dirigirse, pues, al ámbito de las realidades sociales tangibles que nos ofrece con toda nitidez pasado y presente: al soporte empírico de lo observable; a las condiciones de vida efectivas para los más. Sin ir más lejos, como ejemplo tan inmediato como innecesario casi, en la orilla sur del Mediterráneo cuna de nuestra civilización, estas evocan una gran dosis de miseria, de condiciones de vida indignas e inaceptables en gran medida, tanto en lo material como en lo relativo a las pautas de convivencia que rigen en la polis, en el espacio público; las pautas políticas en suma. Condiciones que chocan con las que a nosotros nos toca administrar.
S. ANSELMO DE CANTERBURY (O DE AOSTA). S XI. 

Todo ello me conduce a parafrasear a S. Anselmo en una máxima que no es sino la tesis política de mayor calado que, a mi juicio, asentó Tocqueville en sus escritos: “Democratia indiget religionem Christi.
La democracia, la convivencia más o menos respetuosa con el otro, con el discrepante o simplemente diferente, no se entiende fuera del cristianismo porque no hay de ello manifestación empíricamente observable.
Y la religionem Christi no puede confundirse, en ningún caso, con la institución que administra mayoritariamente ese legado, grave obstáculo aunque necesario para la difusión de la fe, en palabras, según me refieren, de G. Deleuze.
Porque, por ejemplo, el cristiano amaros los unos a los otros constituye la expresión más poética y de mayor calado de la esencia cooperativa de la especie, esencia de la que lo que enfáticamente hoy se llama solidaridad vendría a ser una caricatura de más que dudosa calidad.
Proclama que exige el trato de máximo respeto a la mujer, en condiciones de absoluta igualdad de condiciones.
Por ello, la posición relativa de la mujer, y la valoración de la misma, es el parámetro de referencia a la hora de enjuiciar la calidad de nuestros modos de convivencia. Evidentemente. Es la piedra de toque. A mi juicio no hace falta ni otra ni más.

2015/11/24

[03] ALBERT RIVERA, GAROÑA Y EL TSUNAMI VERDE

 [03] ALBERT RIVERA, GAROÑA Y EL TSUNAMI VERDE


Tras el accidente de Fukusima, que nada tuvo que ver en su origen con el de Chernobyl aunque sus efectos pudieron llegar a ser similares, asistimos por aquí a un segundo tsunami, el de procedencia ecorojiprogre y antinuclear: verde.
Un artículo que prefiero no calificar*, de una pluma del grupo ABC y matemático para más INRI, propugnaba el cierre de Garoña y negaba las nucleares. Hacía uso de argumentos como los que siguen, moneda progre de uso corriente.

Un personaje de mi novela... decía: «Es tan difícil el acuerdo para construir una central nuclear nueva que harán funcionar las actuales hasta el accidente». El tiempo parece que va dando la razón a este personaje de ficción, porque... ¡el comienzo prometía, caray! así, directamente, dándose la razón a sí mismo con personaje interpuesto.
... El lobby nuclear siempre alardea de la seguridad de las centrales de nueva construcción y de que es una energía barata y limpia, pero la realidad les contradice: cuesta un riñón construir una central nuclear, deja residuos casi eternos y altamente radiactivos que acaban siendo un problema -¿alguien se acuerda de los bidones arrojados a las fosas abisales marinas?- y, sobre todo, la terca realidad nos dice que cada quince o veinte años hay un grave accidente nuclear,... 
Como cuesta un riñón 1km de AVE, o de autovía, o de pista de aeropuerto sin vuelos. Con la diferencia de que estos salen de nuestros bolsillos y aquellos, de sus accionistas. De los bidones arrojados a las fosas abisales, como de las centralitas de teléfonos con cables, ciertamente mis recuerdos son vagos e imprecisos...; los residuos han generado una tecnología de gestión de vanguardia, que también se aplica a los generados por las bombas de cobalto de las unidades oncológicas, aunque se trate de residuos de baja actividad. Tecnología que, por supuesto, sigue la pauta del ¡que inventen ellos! ¿Y de qué graves accidentes hace mención aquí, en la Europa Occidental, en los últimos 40 años, p. ej.?...¿....?
... en Chernobyl fue la obsolescencia de la central y se culpó al sistema soviético que construía mal; en Fukushima, ¡está tan lejos!, fue un tsunami inesperado, imposible de prever, y así será sucesivamente. Todo menos aceptar la cruda realidad, que no es otra que la obviedad de esperar una tragedia cada quince o veinte años... párrafo en los que se mezclan la absoluta inconsistencia con la indecencia intelectual, que se remachaba a continuación:
El caso de Garoña es paradigmático;... Es tan alarmante el caso de Garoña que deberíamos saber quiénes serían los responsables, en caso de que se repita otro Fukushima, ¡está tan lejos!, -cambiando avión o lo que sea por tsunami-,.....

Porque desconocer la razón de lo sucedido en Chernobyl y Fukusima, hacer esa miserable referencia al terrorismo –el avión presto a ser estrellado allá– y, para cubrir toda la apuesta, invocar el “suceso seguro” [que hasta el matemático más imbécil discierne al hablar de estadística], en forma de “...o lo que sea” es de una miseria y de una indecencia intelectual tal que avergüenza señalar [la imposibilidad física de que un tsunami en el Cantábrico afecte a Garoña de igual modo que a Fukusima, la acepta hasta "el que asó la manteca"]. 
En mi réplica, inédita porque contravenía el progresismo del medio, argumentaba así, con elementos que ofrece el propio organismo nuclear francés:
"Francia, el vecino al que compramos abundantísimos Kwh nucleares, mucho más baratos que los “renovables”, mantiene su apuesta nuclear con estos argumentos:
1. Por las necesidades de energía previsibles a medio plazo.
2. Por su baja aportación a las emisiones de CO2.
3. Porque se trata de hacer frente al problema energético y la preservación del clima mediante tres iniciativas: el ahorro energético, el desarrollo de las energías renovables, y el desarrollo de la energía nuclear, de la que resulta imposible prescindir en estos momentos.
4. Por las abundantes reservas mundiales de uranio frente a los riesgos e inestabilidades que ofrecen otras fuentes combustibles, como el petróleo y el gas natural.
5. Por el aceptable balance desde el punto de vista comparativo de la seguridad que ofrece la producción de energía nuclear frente a las otras grandes fuentes de producción de electricidad.
6. Por la confianza en la tecnología de gestión de residuos, aspecto este en el que la ingeniería francesa se halla en la vanguardia tecnológica. (El principio técnico es confinarlos de forma estable en estructuras estancas, gestionando su almacenamiento a largo plazo con las mayores garantías posibles)
7. Por el mantenimiento de la decisión política [auténtico pacto de Estado escrupulosamente respetado, por cierto] adoptada por Francia con ocasión de la crisis del petróleo de los 70, de recurrir a lo nuclear para producir electricidad por sus propios medios, minimizando la dependencia de condicionantes externos.
8. Por el mantenimiento de una estructura productiva barata desde el punto de vista económico que permite a Francia, considerables ahorros en su balanza de pagos exterior."

Evidentemente me refiero a una nación, de momento, seria, con un estado, de momento, serio. Y digo de momento porque no dejo de recordar lo sucedido hace poco más de 75 años, cuando todo se les diluyó como azucarillo en agua, el “Nunca una catástrofe nacional se ha producido en medio de una mayor inconsciencia colectiva de Chaves Nogales, frase que nos será de aplicación a los españoles, de nuevo, a no mucho tardar.
A eso nos aboca la efebocracia rampante en ciernes, en la que auténticos chiquillos, con escasa vida vivida, verdes, pretenden tomar las riendas de este Titanic en el que el boquete abierto por el principio de irresponsabilidad consagrada en el 56.3, y extendida como mancha de aceite a casi toda la res pública, supone la vía de agua de la que deriva lo que a todas luces se vislumbra como inminente hundimiento de la nave nacional a la deriva.
Y como preguntado recientemente por Garoña, Albert no tuvo respuesta porque todavía no se ha estudiado por completo la enciclopedia programática de sus expertos [¿en hundimientos, o en esos horribles molinillos y sombrillas fotovoltaicas que degradan nuestro paisaje?], aquí le ofrezco con toda liberalidad esta reflexión: ¡Alberto, hombre de Dios, pfv, léala!
TELEÑECO/ADÁN/RIVERA


23NOV2015

2015/11/20

[02rev] LA AGONÍA DE FRANCIA...

 [02] LA AGONÍA DE FRANCIA


Nota del 21/12/2020. Reviso esta entrada; tacho lo que rechazo de su original y destaco en mayúscula, cursiva y sombreado, el texto de recambio.
~#~~#~
No es posible volver la cara a la realidad y, por si acaso, mi hijo me remite una “antología” de latigazos de Arturo Pérez Reverte; Paris y el islam como tema.
Es difícil no estar de acuerdo con Arturo, si no al 100%, cerca. Yo  NO LO estoy EN ABSOLUTO  en los aledaños porque no conozco ninguna expresión de un “islam liberal” al que se refiere en Es la guerra santa, idiotas: “Para un Islam que podría ser pacífico y liberal, que a menudo lo desea, pero que nunca puede lograrlo del todo, atrapado en sus propias contradicciones socioteológicas”. Tampoco comparto la expresa atribución de intransigencia, ceguera o egoísmo, o todo sumado, del malvado occidente, en la respuesta queda que oye de su amigo Mohamed. Al insistir en preguntarle por el hiyab de sus hijas: “Mohamed se puso serio un instante... No dijo nada, pero lo conozco bien y supe qué decía aquella mirada... De vosotros depende, era la respuesta”.
Arturo: si se trata de comercio hay una regla básica que se llama reciprocidad. Y las relaciones entre personas, ¿qué son sino puro intercambio, puro comercio? ¡No fastidies con estas derivas porque hace tiempo que quedaron claras!; abajo se puede leer de mano del maestro Chaves Nogales, que estuvo allí. Por otra parte, en mi exigua cabeza abstracta de físico mediocre ni la cuadratura del círculo, por imposible matemático-físico, ni los leones vegetarianos tienen cabida.
Pero, como en lo que proclamas a los 4 vientos las luces superan a las sombras, quiero destacar el efecto colateral de la caída del muro que anotas: esa barrera de contención de los bárbaros –extranjeros a Europa– se quebró, tienes toda la razón.
LA 1ª ED. DE LA AGONÍA DE FRANCIA

Añado que no sólo se quebró el parapeto, sino que hasta generación y media, quizás, de quienes poblaban el mundo soviético, vieron quebradas sus vidas, incapaces de pasar del rutinario sometimiento de la supervivencia previsible –que ofrecía la respuesta total que impedía toda pregunta–, a una supervivencia repleta de riesgos e incertidumbres, de manera que muchos, a su vez, devinieron bárbaros para los europeos más occidentales.
Y no sólo eso, sino que, ya sin el contrapeso comunista, el capitalismo occidental dejó de sentir la necesidad de aportar "rostro humano" alguno, como me apunta sagazmente G. Dodgson, un afable amigo irlandés recién conocido. La sinergia de efectos es incuestionable y de ahí la violenta sacudida que conmociona a unas sociedades tan ebrias de bienestar como ahítas de ignorancia acerca de lo que son y de donde vienen.

Pero como hay cosas que son "de siempre", con todo desparpajo invito a leer “Alexis de Tocqueville. Sobre las religiones. Cristianismo, hinduismo e Islam”, [Ed. de Jean-Louis Benoît. Encuentro. Madrid. 2013]. Lo recomiendo por su valor intrínseco y porque conozco muy bien la obra: no en vano fui su traductor del original francés.

Imágenes integradas 1
Ahí se pueden leer cosas así:
... De la lectura del Corán extrae, como se ve en sus notas, la idea de que la religión de Mahoma no sólo tiene una insoportable propensión a multiplicar las llamadas a la guerra y la matanza de infieles, sino que además deja realmente poco espacio a la libertad y a las libertades, concretamente en la medida en que niega la existencia de «esferas» diferenciadas puesto que ¡gobierna simultáneamente los campos de la ética, de la política, de lo jurídico y de lo social! , de mano de JL Benoît, 0, 
... La doctrina de que la fe salva, que el primero de los deberes religiosos es obedecer ciegamente al profeta, que la guerra santa es la primera de todas las buenas obras..., todas estas doctrinas cuyo resultado práctico es obvio, se hallan en cada página y casi en cada palabra del Corán. Las tendencias violentas y sensuales del Corán chocan de tal modo a la vista que no concibo que escapen a un hombre con sentido común...
O que «Todo lo referido a la guerra es preciso, todo lo que se refiere a la moral, excepto la limosna, es genérico y confuso...», del propio Tocqueville.

Pero el encabezamiento hace referencia a otra lectura imprescindible, la del mejor Chaves Nogales que yo haya leído, de la cual tomo su título [Libros del Asteroide. Barcelona. Madrid. 201o] y a la que llegué por la reseña que de ella hiciera el muy entrañable Horacio Vázquez Rial.
Dice el doblemente exiliado Chaves Nogales: “Pero la catástrofe de Francia, como la de España, no era la derrota definitiva. Era sólo una nueva etapa dolorosa de una lucha que no tiene patrias ni fronteras porque no es sino la lucha de la barbarie contra la civilización, de las fuerzas de destrucción contra el espíritu constructivo y el instinto de conservación de la humanidad, de la mentira contra la verdad...
El paralelismo entre los preámbulos de aquella debacle y la actualidad me es tan palmario que espero de buena mano, para ahora, una “Agonía de Europa”.
Francia tuvo que ser rescatada por otros, que les reintegraron su nación política desaparecida al diluirse el estado que debía preservarla: paradoja de la historia para quienes, precisamente, fueron los "inventores" del concepto. Catorce siglos antes, cuando los lusitanos se sintieron acorralados, un caudillo llamado Pelayo, dicen, comenzó a sacudirse lo que sin duda sintiera como insoportable yugo de sometimiento.
Algo parecido sucederá de nuevo; si no, al tiempo. Pero todavía no se ha alcanzado el nivel de postración crítico: ya llegará. 
Nunca una catástrofe nacional se ha producido en medio de una mayor inconsciencia colectiva”, Chaves y Francia, de nuevo. Recordar que la mayor parte de los alemanes miraban para otro lado, o no quisieron saber de la noche de cristales rotos..., y que ocurrió lo que tenía que ocurrir, causa sonrojo. Como que Chamberlain agitara al aire el acuerdo de paz que firmó... en Alemania.

Ya se sabe, a la guerra hubo de añadir la infamia. Son las inevitables consecuencias de la cobardía.
Y así queda dicho.
19NOV2015

2015/11/17

[01] CATALUÑA EN LA HISTORIA

 [01] CATALUÑA EN LA HISTORIA


Alfonso Reyes, “el más español de los mexicanos”, equipara la gesta de la Corona de Castilla a la de Roma: “... Castilla, Roma: grandes experiencias políticas cuyo éxito se funda en la paradoja aparente; ensayos de inyectar sangre al mundo desde un pequeño y repleto corazón”. Lo leo en un pequeño volumen que alberga un gran texto, una breve antología de su Comprensión de España en clave Mexicana.
Los libros de nacimientos y de matrimonios de las parroquias del Nuevo Mundo dan testimonio del comienzo de su historia, el relato de lo cotidiano; lo anterior está más cerca de la leyenda, no existe en ello nada parecido a lo alumbrado por la Grecia clásica, nuestro precedente esencial.
Felipe II escogía de entre los vascos a sus principales administradores, tal era la confianza que merecía sus acrisolada fidelidad a la corona.
En Madrid, 1921, Plá [¿llegarían a conocerse por esa época Reyes y Plá...?] enmarca una visita a El Escorial con esta sagaz reflexión:
“... Una de las cosas que más sorprenden de Castilla es no poder encontrar los vestigios, la herencia más o menos bien conservada, de la época imperial. Castilla ha gobernado a medio mundo... El pasado es ingente.
... ¿Qué se ha hecho de aquel vigor, aquella riqueza, la concentración de universalidad que ha sostenido este país? ¿A dónde ha ido a parar?
Si no fuera porque es cierto, llegaríais a creer que eso que se llama el imperio español es un sueño impreciso y lejano. Esto es algo que se siente sobre todo en El Escorial...”,
que ahonda al visitar Toledo:
“... Toledo es un mundo ajeno a mis raíces, en un mundo del que no tengo ninguna resonancia profunda ni me ha llegado ninguna estratificación humana ni sentimental. Toledo es entre todas las ciudades la más castellana. Es el vértice medieval castellano, es decir, el punto más sensible y la piedra angular de la ambición nacional. Es el centro de la Reconquista, que es como si dijéramos el centro histórico de este país –de la poesía más profunda (el Romancero), del gran arte, de la gran empresa nacional. Y, puesto que no estábamos allí, ¿cómo queréis que se sienta todo esto?...
Hay mucha gente que dice que los catalanes no sabemos nada de la historia... En Toledo, sin embargo, la aprendemos en un santiamén... Habríamos de venir todos aquí a meditar, porque en esta villa todo se explica con claridad”
TOLEDO. EL GRECO.
Pues bien, todos esos elementos constitutivos de la esencia de la Nación Española han de tenerse presentes a la hora de estudiar los declives de ambas epopeyas imperiales y buscar las analogías que puedan darse.
Y si la fragmentación de Roma trajo consigo el surgimiento de fronteras que transformaban antiguos pueblos vecinos en extraños primero –y en rivales enconados, hablando lenguas diferentes, más tarde muchas veces –; que rompían la igualdad que los individuos de las provincias más extremas del imperio tuvieron ante el emperador, el declive castellano en el Nuevo Mundo ofreció esencialmente un carácter meramente político–administrativo: no arrastró consigo al idioma ni a la religión común.
La diferencia es abismal, qué duda cabe, pese a mis limitaciones para poder ponderar su importancia en sus justos términos. Pero veamos, el cristianismo, la única de las grandes religiones que ha alumbrado en su seno la convivencia respetuosa entre semejantes, y, con el protestantismo, la libertad de pensamiento y la Democracia, era hasta el S VII prácticamente hegemónico en toda la orilla sur del mediterráneo y en gran parte del oriente medio; hace un siglo casi el 25% del oriente medio era todavía cristiano, hoy en día su presencia quizás no llegue ni al 3% de la población, tal ha sido, y está siendo, la intensidad de la persecución sufrida.
La Cataluña surgida de la “Transición democrática” es, sin embargo, el paradigma de la persecución del español, su cabeza de lanza, lengua en camino de seguir allí esa misma suerte corrida por el cristianismo. Con la paradoja añadida de que el españolísimo Plá era editado en catalán allá por 1947, es decir en plena “dictadura”, mientras que el catalanísimo Jordi Pujol le censuraba en 1976, abocándole a abandonar Destino tras 36 años de colaboración semanal ininterrumpida. El papel de Plá en esa defensa de su esencia catalana, mediterránea y española está más que contrastado, como lo está el de saqueador de los fondos públicos del prócer e inquisidor nacionalista.
 La inversión de papeles, a pesar del empeño del neolenguaje, es más que palmaria: no sería aquella tal dictadura persecutora en extremo sino más bien dictablanda, fenecida de muerte natural, ante la cual hay demasiado empeño en forjar una tan estéril como inexistente e innecesaria aureola épica. Y el presunto proceso de liberación nacional, no es sino el ejercicio de una patente de corso absoluta, que requiere el total sometimiento y persecución de todo aquel que no esté dispuesto a la negación de la evidencia y al sacrificio ritual en el altar de unas señas de identidad absolutamente vacías de presencia en la gran historia.
Porque el maestro Plá no nos dijo, al menos en esas páginas, en qué empresa estaba Cataluña; qué gran empresa histórica ha contado con su presencia, si es que ha habido alguna. ¿O acaso su ser es una pura y mera inanidad expresada en un simple no ser? ¿Nación o mera negación?
Me temo que no hay más. Al fin y al cabo la mayor parte de las conductas que se exhiben no dejan de ser un cóctel de vanidad, codicia y egoísmo.
Y que no se me diga de Cataluña que su vocación y su mirada siempre han ido dirigidas hacia el Mediterráneo. Porque actualmente una mirada tal adolecería de miopía: incapaz de enfocar con precisión la Grecia períclea, se queda en la Albania del camarada Hoxa.
Concluyo, el proceso de escisión de Cataluña bien puede pensarse como el –por ahora– último estertor de aquel imperio cuya estela, en el vuelo común de la especie por la historia, tiene carácter indeleble y decisiva, rasgos estos tan incuestionables como irreversibles. Dicho queda.

11NOV2015

[195.2] EL "EMBROLLO CHAVES NOGALES". ÚLTIMOS FLECOS

  ... el Sr. Linares, ha dado muestra más que sobrada de su talante, que supongo puede aplicar a " Los años perdidos... " editado ...