2024/11/04

[211] LA CÓLERA POLITICA Y LA IGNORANCIA EN LA QUE ARRAIGA (PERROS ÁNCHEZ, ¡QUE TE PARTA UN RAYO!)

... quienes peroran indignados, en cólera, o con un cabreo supino, ¿designan las cosas con justedad?... 

August Landmesser, el 'hombre solo'.
Condenado por sus contemporaneos, encumbrado por la Historia

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Recibo cosas, no muchas, de personas de mi absoluta confianza y de cuya recta intención no albergo ninguna duda. Hablan de lo que es el asunto por excelencia: la indignación, la cólera, el encabronamiento que está a flor de piel entre una gran parte de mis compatriotas -que no conciudadanos, porque esa categoría política aquí no se da: nuestra calidad es la de súbditos devenidos pasivos sujetos pasivos tributarios porque se prefiere la dulce comodidad en la servidumbre al riesgo de ser un sujeto responsable en el ejercicio de la libertad.

Creo que resulta de la podredumbre política existente, que hace que cualquier cuestión que se salga del cauce previsto -como ha sido el reciente desbordamiento de la naturaleza en el Levante español- pueda generar efectos y resultados imprevisibles por lo devastadores (en todo caso mi mayor respeto a todas las personas afectadas; más si cabe con aquellos que acarrean con el gran dolor de haber padecido víctimas mortales entre sus allegados, dolor que solo ellos viven y conocen: con esto no se puede bromear, por favor)

 Pero ruego que se me permita que hable de mensajeros y mensajes. Porque la cuestión está en que estoy convencido de que quienes peroran no saben las causas de fondo -las raíces- por las cuales la situación política es la que es. Y cuando alguien se las trata de explicar, rechazan la explicación.

Explicación que no es complicada. Lo que sucede es que, si se es coherente con ella, la cosa tiene miga. Para exhibirla, vayamos al saber antiguo, saber que alguna vez ya se ha colado por estas páginas. Lo traigo de mano de Julio Camba, quién las esculpió en el dintel de su Haciendo de República que Espasa-Calpe publicó en 1934.

"Si las designaciones son justas, el orden reina; si son equívocas reina el desorden. El que confunde las designaciones corrompe el lenguaje. Las cosas prohibidas sustituyen entonces a las permitidas. La inexactitud toma el lugar de la exactitud y lo falso ocupa el sitio de lo verdadero. Allí donde reina el desorden es que las designaciones de las leyes no están en su debido punto ... El príncipe de Tsi, espíritu confuso, podría servirse de la expresión shi, pero no sabía con certeza lo que esta expresión significaba. (Del Lu shi ch'un ts'in[1])

La persona noble escoge sus designaciones de tal modo que puedan ser empleadas sin equívoco en el discurso, y compone sus discursos de tal suerte que puedan, sin equívoco, transformarse en actos. (Del Lun-yu[2])

Ahora bien, quienes peroran indignados, en cólera, o con un cabreo supino, ¿designan las cosas con justedad? ¿Disciernen entre elegir y votar, entre representante político y sujeto aupado por una lista cerrada y bloqueada de partido, entre separación de poderes y separación de funciones, entre Constitucióncarta otorgada, en fin, entre Democracia y sistema de votaciones predeterminadas...?.

Porque, Srs., esas son las mimbres, esos son los elementos constructivos del infausto retablo de las maravillas en el que se nos instaló a resultas de la malhadada transacción, proceso en el que el estado, que era el 'poseedor' de los partidos políticos pasó a ser poseído por estos : más claro, agua.

Quien no lo haga es un indocto político, sea académico, sea catedrático, sea editor de La Secta. Porque con ese hilo argumental he acallado a todos con los que he tenido oportunidad de debatir al respecto, cosa que digo sin fatuidad alguna, porque es así (y si no, que le pregunten a la Sra. Paloma Biglino, por ejemplo).

Otra cosa es que yo no tenga voz en la plaza pública, y por ello sea una persona irrelevante. Pero me da igual, porque la verdad es la verdad, "la diga Agamenón, o la diga su porquero":  Amicus Plato, sed magis amica veritas. Y sé muy bien el papel que me toca en este doble otoño por el que deambulo, pero a diferencia de August Landmesser, lo mío carece de épica.

[1] Lu shi ch'un ts'in. Texto chino clásico, de carácter enciclopédico, compilado hacia el año 239 a.C. en.wikipedia.org. Lüshi Chunqiu

[2] Lun Yu. –El Lunyu es considerado por los estudiosos como la fuente más fiable de la doctrina del antiguo sabio Confucio (551-479 a.C.) y suele ser el primer texto confuciano que se estudia en las escuelas. Abarca casi todos los conceptos éticos básicos de Confucio: ren ("benevolencia"), junzi ("el hombre superior"), tian ("cielo"), zhongyong ("doctrina del medio"), li ("conducta correcta") y zhengming ("ajuste a los nombres"). Este último inculca la noción de que todas las fases de la conducta de una persona deben corresponder al verdadero significado de los "nombres"; por ejemplo, el matrimonio debe ser un matrimonio verdadero, no un concubinato–. Lun Yu. Enciclopedia Británica."

PS. Una vieja entrada recibe vista de vez en cuando; hace al caso: [75

2024/10/26

[210] LA CONTROVERSIA TOCQUEVILLE<>GOBINEAU (CORRESPONDENCIA 1843-44)

 La controversia que de entrada se suscita entre Tocqueville y Gobineau se puede transponer perfectamente al presente, en el caso en el que alguien -al modo del normando- hiciera apología del valor sociológico que corresponde al cristianismo... 

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Como estaba previsto, el pasado 2 de septiembre vio la luz mi nuevo trabajo editorial, la 1ª parte de la Correspondencia... (1843-44, 1849) que mantuvieron Alexis  de Tocqueville y Arthur de Gobineau, 'uno de los hitos en el genero epistolar de la centuria (el S. XIX)', proclamó Luis Díez del Corral en su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas el 2Feb1965 ([204] ofrece una nota somera de la misma).

En la primavera de 1843 Tocqueville escoge a Gobineau (al que sobrepasaba en casi 11 años de edad) como ayudante para la realización de unos compendios con los que redactar un trabajo sobre la evolución de las ciencias morales en el pasado reciente, lo que desencadena una 'sabrosa' correspondencia que se mantendrá hasta la desaparición de Tocqueville.

A propósito de este trabajo tocquevillano hay una cierta confusión  -una confusión cierta, en mi opinión-,  pues se atribuye como destinatario del mismo la Academia de Ciencias Morales y Políticas, a la que por mandato real de 1840 se le había prescrito elaborar un Tableau général de l’état des progrès des sciences morales et politiques de 1789 à 1830, 'panorámica' que debería ser entregada a SM los primeros días de 1842. 

Mi tesis es que el trabajo que acometía Tocqueville cuando 'ficha' a Gobineau es independiente del de la Academia, si bien se dan unas circunstancias muy peculiares: Tocqueville era, precisamente, el ponente designado por la Sección Moral de la Academia para elaborar la parte que le correspondía a la misma, y la iniciativa Real surge a propuesta de su ministro de Instrucción Pública, y a su vez ilustre académico, Victor Cousin

A ciencia cierta no sé si la Academia expresó de modo formal y explícito su desistimiento a cumplir la tarea que se le encomendó (he rebuscado hasta 1845, creo recordar, sin hallar dato alguno al respecto), y si lo hizo, en qué momento fue, si bien las razones que se manejaron para justificar la dificultad de materializarlo en el plazo prescrito era la vastedad de las indagaciones a realizar (de hecho, solo la sección 'Jurídica' de la Academia, que designó tres ponentes para llevar a cabo la parte que le correspondía, uno por cada una de las ramas civil, penal e internacional, manifestó expresamente haberlo culminado). El hecho es que esa 'Moral de la Academia' no prosperó.

A mi modo de ver, Tocqueville -quizás deseoso, o políticamente necesitado, de publicar una 2ª gran obra tras La Democracia en América, 'se apropia' en 1843 de la tarea encomendada a la Academia, y que le correspondia realizar (sin noticia de que hiciera nada al respecto) como ponente designado por la sección Moral, y encarga a Gobineau acometer los trabajos preparatorios de recopilación de la información que consideraba adecuada*.

* No puedo descartar de modo definitivo que, al inicio, el propósito no fuera realizar el encargo académico. No obstante, si bien este tenía una fecha bien determinada para su entrega a SM -primeros días de 1842, como se ha señalado-, sorprende que  Tocqueville hable de acometer el trabajo -intensa y eficazmente-, el día que quiera, lo cual induce a pesar que -para entonces- la Academia ya se había exonerado (de hecho, al menos) de culminar el encargo Real. Lo hace en octubre de 1844, en la última de las cartas del bloque dedicado a 'la Moral' que dirige a Gobineau.

La 'Correspondencia...
Portada con inserción publicitaria

En las primeras cartas intercambiadas, cuando se trata de establecer el 'perímetro' del asunto a estudiar, surge la primera controversia entre dos personalidades claramente contrapuestas en sus concepciones 'morales', si bien coincidentes en algunos aspectos, como el apego inquebrantable a la independencia de criterio.

A propósito de la personalidad de Gobineau: creo que es un personaje bastante desconocido entre nostros. Si alguien se le ocurre acceder a la reseña que ofrece de él a Biblioteca Nacional de España, mejor vaya a tomar un café: se nutre de la Wikipedia en español, cuyo contenido es para echarse a llorar. Mi recomendación es que acudan a la versión en francés, o en inglés, de esa misma entrada, que ofrece una información fiable, sólida, y más ajustada a la realidad del personaje

Por otra parte, los escasos acercamientos a la figura de Gobineau en España son de un tenor mediocre en grado sumo. Sirva de ejemplo uno de los muy escasos artículos que se le han dedicado y que conozco, Seis páginas de ironía. La correspondencia de Tocqueville y Gobineau*, en el que el autor se parapeta en el sanbenito de que Gobineau es el padre intelectual de las doctrinas supremacistas que florecieron en Europa a comienzos del siglo pasado, y de cuyo devenir no hace falta que dé mayores detalles, para caricaturizarlo con desacierto cubista.

*Luis Gonzalo Díez; Revista de Occidente, nº 486, noviembre 2021 

 Sostengo, por el contrario, que para ser el padre intelectual de algo, lo primero que se precisa es ser un intelectual en algo. Gobineau no lo era: carecía de formación académica, por muy brillante que fuera su persona*, y no pasaba de ser un mero opinante nada dado al debate en un plano puramente científico

* De la cual he trazado en la Correspondencia... una semblanza honesta, y bastante cercana a la realidad de los hechos materiales, en base a publicaciones científicas referidas al personaje bien acreditadas. Las tesis -carentes de cualquier consistencia- sostenidas en su Ensayo sobre la desigualdad de las razas, y el hecho de que esta obra alcanzara repercusión en Francia tras su exaltación en Alemania, a resultas de la amistad que se anudó entre Gobineau y Wagner, y con Gobineau ya desaparecido, está en el origen del estereotipo escuálido que es moneda de curso común.

De vuelta al asunto que trato de abordar aquí, la controversia que se establece entre Tocqueville y Gobineau en esas primeras cartas surge -en mi opinión- por el hecho de que Tocqueville no solo valora la religión desde el punto de vista de la fe personal, y de lo que ello representa para los individuos, sino -y sobre todo- valora su efecto sociológico, es decir, el resultado decantado a lo largo de los siglos en las diferentes sociedades cuyas religiones predominantes han sido de raíz cristiana, hinduista e islámica, respectivamente

Las conclusiones de su comparación resultan apabullantes, hasta el punto de sostener que la democracia solo es compatible con el cristianismo, del cual es uno de sus frutos: fruta del huerto cristiano cultivado por mano protestante * es la Democracia que conoció en su viaje a América de 1831.

* Enunciado propio.

Gobineau, por contra, podría ser ejemplo de fruto de la laicité instaurada tras la Revolución de 1789 en el seno de la sociedad gala: reduce el hecho religioso a la mera esfera personal; deja al albur de la conciencia individual la profesión de fe y, en este contexto, equipara unas religiones con otras porque, en definitiva, la fe es algo sometido al libre albedrío de las personas. El 'ayudante' no capta en absoluto -y en consecuencia no le atribuye valor alguno- la dimensión sociológica del hecho religioso, esencial en la concepción de Tocqueville.

Gobineau está tocado de escepticismo, pero no al modo del de Rémusat -uno de sus mentores-, en quien era resultado de sus vastos conocimientos filosóficos, sino de carácter esnob -sine nobilitate-, propio del diletantismo de la época. 

"Al Sr. de Gobineau le ​p​rofeso una verdadera amistad y lamento ver que no consigue un mayor éxito..., pero carece de lo que se necesita para triunfar, la fe en algo y el apasionamiento que da la creencia..."*.

* Pasaje citado por R. Béziau, que lo atribuye a Marthe Kolb. Ary Scheffer et son temps, 1795-1858 . Boivin & Cie., París, 1937.

Creo que esta controversia se puede transponer perfectamente al presente, en el caso en el que alguien -al modo del normando- hiciera apología del valor sociológico que corresponde al cristianismo (que, como doctrina, no debe confundirse con la administración que hace de ella la iglesia Católica), que hace que seamos como somos, y moremos en las ramas de este ingente árbol de raíz greco-latina y judeo-cristiana que llamamos 'cultura occdidental'.

Árbol, por cierto, sometido a una persistente y tenaz 'poda inversa', porque lo que se vienen cortando desde hace tiempo con denodada fruición son las raíces, no las ramas secas. Acaso esa sea la esencia de la desdichada comprensión que se tiene de la laicité.

Por cierto, la 'Moral de Tocqueville', como bien sabemos, tampoco prosperó.

2024/10/12

[209] CHAVES NOGALES: CONTROVERSIA Y DESVERGÜENZA (2) [SRA. MORATÓ Y SR. GARMENDIA: NO SEAN RENUENTES, DÉNNOS UNA RESPUESTA]

 ... El Sr. Garmendía y la Sra. Y. Morató faltaron a la verdad por sostener, en 2020, que Yolanda tradujo del Excelsior parisino el artículo Que vise l'impérialisme espagnol? 

No digo que se equivocaron, digo que mintieron...

Y también digo que ¡vaya cuadrilla de caraduras compone la  δόξα (dóxa) que mece la memoria del gran reportero sevillano...! 

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... Porque pasa el tiempo y su explicación no llega; al menos no la conozco (si existiera, todo lo dicho -y lo que se dirá- queda vacío de valor, y pido disculpas con toda humildad). Como el dato falso aparece en una nota*, en buena lógica, y a juzgar por su redacción, es de suponer que sea aclaración del editor -el Sr. Garmendía. El dato, ¿quién se lo procuró? Una de dos, o es de cosecha propia o se lo hubo de procurar quien pudiera hacerlo -la Sra. Morató, sin duda, en primer lugar-. 

* Este artículo apareció publicado primero en inglés por el diario neoyorquino y después en francés por el  [Excelsior] de París. La traducción de Yolanda Morató ha sido volcada desde la segunda de esas dos versionesLa duplicidad da fe ...  [N. 34 al artículo ¿Qué pretende el imperialismo español? , p. 215; vol. V  'Ed. Garmendia' (OBRA COMPLETA” DE MANUEL CHAVES NOGALES, Barcelona, Asteroide; 2020)]  

[De haber sido un error de Garmendía, o de Morató -aunque en ella sea cosa harto dificil, pues que se reclama de meticulosidad en su hacer-, con reconocerlo, se zanja la cuetión y santas pascuas.  Como equivocarse al invocar una fuente que es sencillo contrastar, y que evidencia de inmediato sus carencias en el asunto, es cosa harto complicada (a no ser que se carezca de las mínimas destrezas, cosa que descarto por descabellada), se debe deducir que no hubo un error, sino otra cosa. Que Y. Morató es corresponsable de la falacia no cabe duda, pues ella debió dar su VºBº a la nota en cuestión (a no ser que aquel trabajo acabara como "el rosario de la aurora", cosa que descarto de entrada, aunque, ¡quién sabe...!)].

Con "He evidenciado en [195.1] (EL "EMBROLLO" CHAVES NOGALES. LAS 'COSAS' DE Y. MORATÓ) con pruebas incontestables, que el artículo Que vise l'impérialisme espagnol?  no fue publicado ni en el Excelsior mexicano (tesis de Mª Isabel Cintas, de 2013), ni en el Excelsior parisino (tesis de Y Morató, de 2020) el 25MAY1939", comenzaba la entrada [200] ("EL EXCELSIOR" NO PUBLICÓ AQUEL CHAVES NOGALES...).

La cosa es que, por lo que conozco hasta este momento, la fuente de Y. Morató sigue siendo una incógnita. Y yo, F. Caro, en nombre del rigor científico y de la honestidad intelectual, reclamo una respuesta que se está haciendo esperar demasiado.

Y, o bien la interfecta, o bien su editor en la ocasión, deberían darla...

L'Imperialisme Espagnol?, publicado el 07/06/1939 en una revista parisina.

Detalle de su comienzo.

El Excelsior parisino. Mancheta y portada del 2SEP1939.  

... a no ser que la explicación se decida a darla otro de los editores de la Morató: el Sr. Linares, editor de Maribel Cintas (en 2013); momento en el cual Maribel dispuso del 'original' cuyo soporte periodístico sigue siendo un misterio...
Así que, Sr. Linares, Ud. también queda invitado a darla.
Ahora bien, no me hago ilusiones porque el patrón de Renacimiento aquí solo ha hablado -de modo versallesco- en una ocasión [198]:
 
'No tiene interés alguno. Esto estaba ya publicado muchos años antes. A buenas horas mangas verdes y no por mucho madrugar amanece más temprano.', 
  dijo entonces, en tanto que ha callado para todo lo demás -y no será por falta de oportunidades-. 
No obstante, ¡que haga de su capa un sayo!, faltaría más, porque, en aplicación del mismo principio, sostengo también en tono versallesco que ¡vaya cuadrilla de caraduras compone la  δόξα (dóxa) que mece la memoria del gran reportero sevillano...!

2024/10/01

[208] LA PROPENSIÓN MELANCÓLICA DE ALEXIS DE TOCQUEVILLE (y III)

  Esta 3ª parte, final de la noticia, añade la referencia a un hecho que considero tuvo un carácter determinante en la idiosincrasia que adquiría el adolescente Tocqueville...  

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La familia Tocqueville—Le Peletier de Rosanbo, con el joven Alexis al dictado.
(Anónimo; colección privada) [1]

... (final)

… El leer a los filósofos, el descubrimiento de que el ilustre bisabuelo era su protector y amigo de algunos de ellos, en particular de Rousseau, de su lucha contra el absolutismo y la arbitrariedad de Luis XV, reveló a Tocqueville otro Malesherbes (p. 25i).

… Tocqueville simplemente es –y se propone serlo–descendiente y heredero espiritual de Malesherbes, un aristócrata de la alta nobleza de toga, nobleza parlamentaria que defendió las libertades otorgadas por el poder y por los “corps intermédiaires”*, amigo de los filósofos, defensor del universalismo, de la Ilustración y un decidido oponente tanto del despotismo de Luis XV como del Terror Revolucionario! La explicación está ahí, la dio el propio Tocqueville: “Es porque soy nieto del señor de Malesherbes que escribí estas cosas» Además, confiesa “apreciar las instituciones democráticas” pero ser profundamente “aristocrático por instinto”; demócrata por razón, aristócrata por naturaleza, en lo más profundo de sí mismo (p. 25 i&d).

* Los encarnados por las instituciones administrativas que en el ejercicio de sus funciones frenaban los impulsos reales. Por ejemplo, Luis XV eludió la oposición que encontraba en la Cour des Aides  suprimiéndola y enviando a una parte de sus miembros al destierro de sus propiedades, en primer lugar a Malesherbes [2]. 

… Pero esa primera lectura de Boissy, en 1821, marca claramente el momento del cambio ideológico de Tocqueville. Su primera reacción –atacar al autor, a quien la familia todavía acusa de haber sido miembro de la Convención y, por tanto, de ser corresponsable de sus crímenes– es similar a la del resto de la familia, pero provoca en él de modo casi simultáneo una gigantesca crisis existencial que marcará el resto de su vida y que evoca, dos años antes de su muerte, en la carta que dirige a Madame de Swetchine, 26 de febrero de 1857. El efecto, devastador, como el de un terremoto, le genera desesperación, la pérdida de la fe, en una etapa decisiva en la vida de Tocqueville, y le provoca un trastrueque de valores, un cambio de su visión del mundo… (pp. 25d-26i)

… En la prefectura (de Metz) [3] , Alexis descubre un mundo completamente nuevo: los amores sensuales, carnales y sentimentales, los textos de los escritores de la Ilustración…(pp. 33d-34i)

Ahora bien, a todas esas proposiciones justificativas, más en concreto, con relación a las recogidas en la citada N10 (cuya 1ª edición es 2 años posterior a la referida), cabe añadir un hecho de importancia capital –a mi modo de ver– en la conformación del carácter que se moldeaba en el Tocqueville adolescente: con 16 años, en el momento de los primeros escarceos amorosos con Rosalie Malye, el joven Alexis tuvo una relación con Marguerite Meyer, una costurera de 22 años empleada en la prefectura de Metz (de la que Hervé de Tocqueville, su padre, era titular) en la que se engendró una hija, el único descendiente conocido de Tocqueville. Louise nació el 9 de agosto de 1822. 

Su padre arregló el asunto dándole dinero a un soldado que aceptó asumir la paternidad, así como a la familia de Marguerite [4]

  pero no me cabe duda de que tan infausto desliz dejara huella indeleble en el carácter del joven Tocqueville.

Encabeza este artículo una escena familiar cuya severidad imagino bien cercana a la que regía la cotidianeidad del Château de Tocqueville: la propia de la época y sus usos, con carácter general, además de la específica de la circunstancia temporal y familiar en la que aquella transcurre. 

Imagino también que, sumado a la idiosincrasia del abate Lesueur, su preceptor, uno más en la familia –ya lo había sido del Sr. Hervé de Tocqueville, el desliz dio por resultado un carácter, una personalidad, más bien contenida, circunspecta, grave, del que pasado el tiempo Charles de Rémusat hacía esta caracterización ‘política’ que guarda una muy buena sintonía: 

En la Cámara ofrecía un liberalismo fruto de la pura racionalidad, irreprochable pero frío y moderadamente convincente [5].

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IV. Acaso, pues, y como conclusión de todo lo expuesto, no quepa hablar de pulsión, sino de propensión melancólica. 

Propensión engendrada en ese cúmulo de circunstancias, con una paternidad a todas luces inmadura como elemento detonante en su desencadenamiento, hecho que –como la personalidad que se forjó en él, y añadido a ella–, le acompañaría de por vida. 

No obstante, a mi mirada, la idiosincrasia de Alexis de Tocqueville permanece en penumbra. Porque, de adoptar la tesis de Lamartineno se conoce a una persona hasta que no se lee su correspondencia [6]– se ha de tener en cuenta que 16, de los 27 volúmenes que conforman los 18 tomos de las OC de A. de Tocqueville-Gallimard, llevan por título Correspondance…, de modo que, bajo ese punto de vista, la pretensión de desvelarla requiere un esfuerzo hercúleo (sus destinatarios más frecuentes componen un elenco amplio y selecto, como corresponde a un espíritu egregio). 

Si, de modo alternativo y con igual propósito, se toma por guía la tesis de Sainte-Beuvepara conocer bien a una persona se debería dejar en claro su conducta ante la cuestión del dinero, sus relaciones con las mujeres, y su actitud hacia Dios [7]–, el asunto no se presenta de modo más asequible… Así que quede en paz. 


[1] Imagen capturada en www.archives-manche.fr/informations-pratiques-1/publications/beaux-livres/les-memoires-dherve-de-tocqueville

[2] Bajo la presidencia de Malesherbes, la Cour des Aides multiplicó los reparos y protestas contra los edictos de 1770 y 1771, negándose incluso a reconocer los nuevos órganos de magistratura impuestos por el poder real después de haber dispersado o enviado al exilio a los miembros demasiado insumisos del antiguo Parlamento. Malesherbes denunció entonces la supresión de los corps intermédiaires que garantizaban las libertades. Jean-Louis BENOÎT. Tocqueville, un destin paradoxal(p. 24d).

[3] Hervé de Tocqueville, prefecto en Metz, quiso que su hijo estuviera su lado, sin duda para trazar y cuidar el curso de su formación. Alexis se reunió con él, pero ni su madre ni su preceptor, el abate Lesueur, dieron ese paso. Durante 3 años (1820-1823), de formación y de descubrimiento de la vida, Alexis permaneció en Metz.

[4] www.tocqueville-association.com/alexis-de-tocqueville/biographie/la-jeunesse/.

[5] Roger BÉZIAU, op. cit. T. I. 2ª parte; p. 58. 

[6] Mª J. VILLAVERDE, op. cit.; p. 286, n. 67.

[7] Janine BUENZOD. La formation de la pensée de Gobineau et l'Essai sur l'inégalité des races humaines. A. G. Nizet, Paris, 1967; p. 12.

2024/09/29

[207] LA PROPENSIÓN MELANCÓLICA DE ALEXIS DE TOCQUEVILLE (II)

  Esta 2ª parte ofrece una porción de datos menos conocidos de los primeros años de Alexis de Tocqueville, antecedentes -o ingredientes-,  que confluyen en la configuración de su carácter y personalidad. 

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La familia Tocqueville—Le Peletier de Rosanbo, con el joven Alexis al dictado.
(Anónimo; colección privada) [1]

... (continuación)

III. De regreso a la susodicha carta, cabe decir que es el propio Tocqueville quien se reclama en ella de esa melancolía, 

No sé si le he contado alguna vez un incidente de mi juventud que dejó una profunda huella en mi vida; cómo, encerrado en una especie de soledad en los años inmediatamente posteriores a mi infancia, entregado a una curiosidad insaciable que no hallaba más que los libros de una gran biblioteca para satisfacerse, acumulé en mi mente, con el mayor desorden, todo tipo de conceptos e ideas que habitualmente corresponden a otras edades. Hasta entonces mi vida se había deslizado en un interior colmado de fe que ni siquiera dejó que la duda penetrara en mi alma. La duda entró en ese momento, o más bien se precipitó con una violencia insólita, no la duda en esto o aquello sino la duda universal. Sentí de repente la sensación de la que hablan los que han presenciado un terremoto, cuando el suelo se tambalea bajo sus pies, las paredes a su alrededor, les techos sobre sus cabezas, los muebles en sus manos, la naturaleza toda ante sus ojos. Se apoderó de mí la más negra melancolía, atrapado por una extrema aversión por la vida sin saber de ella, y como abrumado por la confusión y el pavor a la vista del camino que me quedaba por recorrer en el mundo. Violentas pasiones me sacaron de este estado de desesperación (*); me desviaron de la visión de estas ruinas intelec¬tuales para llevarme a los objetos tangibles, pero de vez en cuando estas impresiones de mi primera juventud (entonces tenía dieciséis años) vuelven a apoderarse de mí (**) .

(*) y (**) remiten a las N. 10 y 11 del texto, cuyos textos son estos:

N. 10Tocqueville hace aquí alusión a la relación que entabló entonces con Rosalie Malye, el primer gran amor de su vida, relación que inició en 1821 y no acabó hasta 1828, un año después del matrimonio, cuasi obligado, de Rosalie.

N. 11.   O.C., XV, 2, p. 315 (Ed. Gallimard), carta a la Sra. de Swetchine, del 26 febrero de 1857. Tras la muerte de Alexis, su esposa no paró hasta que Beaumont y Falloux en­contraron y le devolvieron esta famosa misiva para destruirla. Felizmente, Cle­mentine de Beaumont tuvo buen cuidado de hacer —a escondidas— una copia de la misma.

Ahora bien, tiempo después de escribir esas líneas, en Tocqueville, un destin paradoxal [2], Jean-Lois Benoît aporta nuevas razones de tenor bien distante.

Entresaco algunos pasajes de su 1ª Parte, 'Tocqueville y los suyos' (fechada entre su nacimiento y el viaje a América), en los que se traza una semblanza del joven Tocqueville [3].

… El linaje materno, si bien no pertenece a la antigua nobleza feudal es, en verdad y sin duda, más ilustre, y jugó un papel muy importante en la formación de la personalidad de Tocqueville y en la constitución de su pensamiento político. Su ilustre bisabuelo, el Sr. de Malesherbes, director de la Librairie, presidente del Tribunal de Ayudas [4], ministro y luego defensor de Luis XVI, perteneció al linaje de Lamavoine que formaban parte del estrato superior de la noblesse de robe (la adquirida por el ejercicio de ciertos cargos, en contraposición a la noblesse d’épée, la de sangre) esa antiguo nobleza cuyos miembros estaban todos vinculados, directa o indirectamente, al Parlamento (p. 21d).

… En esa familia, que sufrió el gigantesco trauma del Terror y la ejecución en el patíbulo de seis de sus miembros, se profesaba un auténtico culto a Malesherbes, del que sólo se conservaba la imagen ejemplar del defensor del rey, del mártir que aceptó arriesgar su vida para intentar salvar a su soberano de la muerte. En nombre de este martirio, Henrion [5] denunciará ante la condesa de Tocqueville el juramento prestado por Alexis al nuevo régimen en 1830 (con ocasión de su ingreso en la carrera judicial), y el tío Rosanbo [6] (Luis Nicolás Le Peletier) condenará la entrada en la carrera política de su sobrino en 1839 (con ocasión de su acceso a la Chambre).
 
(El abate) Lesueur, el antiguo preceptor de Alexis y de sus dos hermanos, tras haber sido el de su padre treinta años antes, presenta también a su discípulo sólo este rostro del ilustre bisabuelo. Considera que los filósofos de la Ilustración son una raza diabólica y desprecia a los liberales. Podemos juzgar la sorpresa de Alexis cuando descubrió las obras de los filósofos del siglo XVIII, y más aún la protección que les había concedido Malesherbes, permitiendo la publicación de la Encyclopédie que se le encargó prohibir y de la que escondió bajo su tejado los ejemplares que se le encargó requisar. En 1820, en la prefectura de Metz, Alexis disfruta de total libertad. No sólo leyó a los filósofos de la Ilustración, sino también el Ensayo sobre la vida, las opiniones y los escritos del señor de Malesherbes dirigido a mis hijos, que Boissy d'Anglas había publicado en homenaje a Malesherbes (p. 23d).

... (sigue) 


[1] Imagen capturada en www.archives-manche.fr/informations-pratiques-1/publications/beaux-livres/les-memoires-dherve-de-tocqueville

[2] Jean-Louis BENOÎT. Tocqueville, un destin paradoxal. Perrin. Paris. [1ª ed., Bayard, 2005; 2ª ed., Perrin, 2013]. ISBN 9782262041052. Los pasajes a los que hacemos referencia proceden de la ed. de 2013, “corregida y aumentada”.

[3] Pasajes tomados de un extracto legible on-line en https://banq.pretnumerique.ca/accueil/isbn/9782262043063, que se presenta a dos columnas, de ahí las indicaciones respectivas de i. (izquierda) y d. (derecha)

[4] Cour des Aides. Tribunal creado por iniciativa de los Estados Generales de 1355, y constituido como tribunal soberano en el siglo XV para resolver disputas tributarias, para juzgar en última instancia, y sin distinción de clases, todos los procesos civiles y penales relacionados con derramas, gabelas, tallasy otros impuestos.

[5] Mathieu-Richard-Auguste Henrion, con quien estableció en Metz una amistad bastante conflictiva. Semblanza en https://en.wikipedia.org/wiki/Mathieu-Richard-Auguste_Henrion.

[6] Del tio Rosanbo, se reseña lo que sigue: 

La segunda hija de Louis de Rosanbo y Antoinette de Lamoignon de Malesherbes, Suzanne-Guillemette, se casó con Charles-Marie Le Peletier d'Aunay; la tercera, Louise, se casó con Hervé de Tocqueville. El hijo, nacido en 1777, recibió el nombre de pila de su padre; es de él de quien hablamos en la correspondencia familiar cuando hablamos del tío Rosanbo, que vivía en el castillo de Mesnil en Fontenay-Saint-Père, en Seine-et-Oise. Alexis tenía una gran estima y un afecto inquebrantable por él, cuya carrera tenía gran parecido con la de su padre: fue prefecto en la Restauración y luego par de Francia. Luis de Rosanbo encarnó la figura patriarcal del linaje Malesherbes Rosanbo, cuya autoridad y responsabilidad asumió; no aceptó ni el juramento de Alexis al nuevo Régimen en 1830, ni su "mésalliance"*, ni su entrada en política bajo la Monarquía de Julio, y nunca recibió en su castillo a la pareja formada por Alexis y Marie Mottley (p. 23i).

* Alianza matrimonial con alguien considerado de rango inferior.

2024/09/27

[206] LA PROPENSIÓN MELANCÓLICA DE ALEXIS DE TOCQUEVILLE (I)

 He tratado, en vano, de que este texto tuviera hueco en alguna otra tribuna en la que -a priori- su difusión fuera mayor. Tras un par de meses de intento sin éxito alguno, vuelvo a este puerto franco para mis cabotajes de vuelo alicorto ... porque tildarlo de gallináceo es un exceso. Por su extensión, unas 3500 palabras, lo presento fragmentado.

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La familia Tocqueville—Le Peletier de Rosanbo, con el joven Alexis al dictado.
(Anónimo; colección privada) [1]

I. De entre las lecturas preparatorias de la ya editada Correspondencia de Alexis de Tocqueville con Arthur de Gobineau... [2] con la que prosigo la andadura comenzada con El Antiguo Régimen y la Revolución [3], destaco la de Tocqueville y el lado oscuro del liberalismo, de la Profesora Mª José Villaverde [4], y Les débuts litteraires de Gobineau à Paris, première époque, 1835-1846, tesis defendida por R. Béziau ante la Universidad París IV, Sorbona, el 3 de junio de 1978 [5].

 De la primera, y de acuerdo con el rótulo de este artículo, me centro en la temprana referencia que se hace a la aceptada propensión –o pulsión, acaso– melancólica de Tocqueville. Temprana, porque ya en la 6ª página de la Introducción, la 16 del texto, se aborda el asunto.

Así, leo que Luis Díez del Corral lo caracterizó como un alma supersensible, desasosegada por el sentimiento de la responsabilidad, de la perfección inasequible y la desesperanza; que el propio Tocqueville le dice a Royer—Collard que no le debe reprochar demasiado esta tristeza improductiva porque Ud. ha contribuido más que nadie a generarla. Sus sombrías perspectivas acerca de este país me han causado una impresión profunda; y, que en la carta que un Tocqueville en plena madurez (fallecerá apenas dos años más tarde, el 16ABR1859) envía a Sophie Swetchine –el 26FEB1857– , también poco antes de que ella falleciera (10SEP1857), le habla del poso de melancolía y descontento que anidaba en su alma, del malestar interior del que no se había podido curar…[6].

Prosigue Mª J. Villaverde, en la siguiente, con la atribución de Una propensión melancólica con matices románticos, al decir de Carl Schmitt, acrecentada por todo tipo de derrotas –como aristócrata, como liberal, como francés, e incluso como europeo–, derrotas no solo provocadas por un desgraciado azar sino por su propio destino, por su propia naturaleza y existencia (con lo que -a mi modo de entender-  se trataría de una pulsión, algo inherente a la persona y no sobrevenido a lo largo de su existencia). O de vencido persuadido de la verdad del vencedor, como lo caracterizó Guizot, a cuyos cursos en la Sorbona había asistido en 1829—1830 [7], apreciaciones que abren un buen campo de posibilidades al análisis y el comentario que, en este caso, queda como mera posibilidad.

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II. Así que, de todas ellas, a la que me aferro por más familiar –sin duda– es la de la carta a Sophie Swetchine.

Más familiar porque un pasaje de esa carta obra en Alexis de Tocqueville. Sobre las religiones. Cristianismo, hinduismo e islam [8], antología comentada de textos tocquevillanos, recopilados por Jean-Lois Benoît, en los que el hecho religioso es el leitmotiv y de cuya traducción fui responsable.

La Sra. de Swetchine (1782-1857), emigrante rusa y mujer de letras, hubo de abandonar San-Petersburgo por haberse convertido al catolicismo. Tocqueville la conoció sin duda en 1853, estableciéndose entre ambos una relación de confianza que le impulsó a confidencias que no hallamos en ningún otro lugar [9].

Mme. Swetchine tiene su hueco en la obra de Béziau por el influjo que brotaba de las tertulias celebradas en sus salones, frecuentados por destacados personajes de la sociedad parisina del momento, por lo que me merece dedicarle una breve digresión.

Sus invitados procedían la alta sociedad literaria, política y eclesiástica francesa, a veces del exilio ruso, y durante más de tres décadas -de 1826 a 1857- dieron vida a unas reuniones de alto nivel intelectual. El especial interés que suscitaban las cuestiones de la religión y la Iglesia propiciaba la presencia de destacados católicos, como el arzobispo de París, Hyacinthe-Louis de Quélen, el abad Félix Dupanloup, más tarde obispo de Orleans, y Prosper Guéranger, fundador de la abadía de Solesmes. Parece ser que el llamado catolicismo liberal marcaba la tónica dominante y, de entre todos, Béziau señala a Armand de Melun, Alfred de Falloux y Henri Lacordaire, que refundaría la Orden Dominicana en Francia, como los más destacados. Merecen ser mencionados otros personajes, como Charles de Montalembert y Augustin Cochin, o Victor Cousin y Alexis de Tocqueville que también hallaron una cálida acogida en ese círculo de debate ciertamente influyente [10] [11].

Del padre Lacordaire añadiré que Tocqueville destacó su elocuencia en la época en la que la práctica religiosa halló un nuevo impulso, justo cuando más patente era la separación Iglesia-Estado:

Desde que la religión está al margen de la política, un sentimiento religioso, vago en su propósito pero ya muy potente en sus efectos, se constata entre los jóvenes. La necesidad de una religión es una expresión común de sus conversaciones. Muchos son creyentes, todos querrían creer. Este sentimiento los lleva a las iglesias cuando un predicador célebre debe pronunciar el sermón. Cuando me fui de París un joven sacerdote, dotado de una extraordinaria elocuencia, exponía todos los domingos en la catedral las justificaciones de la religión. Casi cinco mil jóvenes asistían regularmente a sus sermones. En medio de ellos se sentaba, con sus hábitos religiosos, el mismo arzobispo de París, cuyo palacio había sido saqueado y destruido hace cuatro años, y que por más de un año se había visto obligado a mantenerse escondido como un proscrito. Nunca se había visto un espectáculo parecido bajo la Restauración, cuando los obispos tenían un sitio en la Cámara de los pares y en el Consejo del rey, y cuando la influencia política de los sacerdotes pasaba por ser todopoderosa.

Fue él –precisamente– quien ocupó en la Academia la vacante que produjo la muerte de Tocqueville, y por ello el encargado de protagonizar su panegírico, en cuyos primeros pasajes proclamó:

Caballeros, 

Debo agradecer a la Academia dos cosas: la primera, por haberme llamado a su seno; la segunda, por haberme hecho sucesor del señor de Tocqueville.  

El señor de Tocqueville murió joven. No tuvo el tiempo como cómplice de su gloria, y ya sea que lo miremos como escritor, orador o estadista, cuando miramos sólo la edad y el trabajo, aparece como un edificio inacabado. Y, sin embargo, si nos levantamos para escuchar los ecos de nuestra memoria, de ella se eleva hacia el alma una voz a la que nada le falta en brillo, en plenitud, en profundidad, una voz que ya tiene el aliento de la posteridad, y que convierte al señor de Tocqueville en uno de esos nombres soberanos cuyo reinado no debe perecer. Un hombre singular entre todos los que hemos visto, no debía su fama a ningún partido, ni sirvió a ninguno.

∞:∞∞:∞

... (sigue)


[1] Imagen capturada en www.archives-manche.fr/informations-pratiques-1/publications/beaux-livres/les-memoires-dherve-de-tocqueville

[2] CORRESPONDENCIA DE ALEXIS DE TOCQUEVILLE CON ARTHUR DE GOBINEAU. 1843-1849. (1ª Ed. absoluta en español). Libros F. Caro; Zaragoza, Septiembre 2024. ISBN 9788412911222-7 (221 pp; 410 gr. aprox; 16,5 cm. x 23 cm.) 

[3] Alexis de TOCQUEVILLE. El Antiguo Régimen y la Revolución. Libros F. Caro; Zaragoza, Octubre 2023; ISBN 9788409368433 (310 pp; 580 gr. aprox; 16,5 cm. x 23,5 cm.) .

[4] Mª José VILLAVERDE. Tocqueville y el lado oscuro del liberalismo. Guillermo Escolar, Madrid, 2022, ISBN9788418981784.

[5] Roger BÉZIAU. Les débuts littéraires de Gobineau à Paris: première époque, 18351846, (3 t.). Atelier National de Reproduction des Thèses. Université de Lille III, 1982. ISBN 2-307-56246-X; EAN 9782307562467.

[6] Villaverde, 2022: 16. 

[7] Villaverde, 2022:17.

[8] Jean-Louis BENOÎT. Alexis de Tocqueville. Sobre las religiones. Cristianismo, hinduismo e islam. Encuentro. Madrid, 2013,

ISBN 9788499201689 (la 1ª edición francesa, en Bayard, está fechada en 2007).

[10] El apunte se basa en el artículo dedicado a Sophie Swetchine en www.en.wikipedia.org/wiki/Sophie_Swetchine.

[11] Según R. Béziau, la influencia de Mme. Swetchine y del padre Lacordaire hizo bascular el poso protestante de Hercule de Serre –amigo íntimo de Arthur de Gobineau por entonces–, que acabó abrazando el catolicismo (1838). Sin embargo, el efecto sobre un Gobineau, impregnado de escepticismo en casi todos los órdenes de la vida (Gobineau manifiesta sus sentimientos religiosos su hermana Carolina, monja en la Abadía de Solesmes, en una carta de marzo de 1839), no tuvo ese alcance: el sentimiento de la fe parecía incompatible con su racionalidad.

[12] L'Académie Française y l'Académie des sciences morales et politiques son entidades diferentes; ambas forman parte del Institut de France, entidad que agrupa a las cinco academias francesas. Las otras tres son l’Académie des inscriptions et belles-lettres, l’Académie des sciences, y l'Académie des beaux-arts. L’Académie des sciences morales et politiques, fundada en 1795, fue suprimida en 1803 y restablecida en 1832.

[211] LA CÓLERA POLITICA Y LA IGNORANCIA EN LA QUE ARRAIGA (PERROS ÁNCHEZ, ¡QUE TE PARTA UN RAYO!)

... quienes peroran indignados, en cólera, o con un cabreo supino, ¿ designan las cosas con justedad ?...   August Landmesser, el 'hombr...