... quienes peroran indignados, en cólera, o con un cabreo supino, ¿designan las cosas con justedad?...
August Landmesser, el 'hombre solo'. Condenado por sus contemporaneos, encumbrado por la Historia |
∞:∞∞:∞
Recibo cosas, no muchas, de personas de mi absoluta confianza y de cuya recta intención no albergo ninguna duda. Hablan de lo que es el asunto por excelencia: la indignación, la cólera, el encabronamiento que está a flor de piel entre una gran parte de mis compatriotas -que no conciudadanos, porque esa categoría política aquí no se da: nuestra calidad es la de súbditos devenidos pasivos sujetos pasivos tributarios porque se prefiere la dulce comodidad en la servidumbre al riesgo de ser un sujeto responsable en el ejercicio de la libertad.
Creo que resulta de la podredumbre política existente, que hace que cualquier cuestión que se salga del cauce previsto -como ha sido el reciente desbordamiento de la naturaleza en el Levante español- pueda generar efectos y resultados imprevisibles por lo devastadores (en todo caso mi mayor respeto a todas las personas afectadas; más si cabe con aquellos que acarrean con el gran dolor de haber padecido víctimas mortales entre sus allegados, dolor que solo ellos viven y conocen: con esto no se puede bromear, por favor)
Pero ruego que se me permita que hable de mensajeros y mensajes. Porque la cuestión está en que estoy convencido de que quienes peroran no saben las causas de fondo -las raíces- por las cuales la situación política es la que es. Y cuando alguien se las trata de explicar, rechazan la explicación.
Explicación que no es complicada. Lo que sucede es que, si se es coherente con ella, la cosa tiene miga. Para exhibirla, vayamos al saber antiguo, saber que alguna vez ya se ha colado por estas páginas. Lo traigo de mano de Julio Camba, quién las esculpió en el dintel de su Haciendo de República que Espasa-Calpe publicó en 1934.
"Si las designaciones son justas, el orden reina; si son equívocas reina el desorden. El que confunde las designaciones corrompe el lenguaje. Las cosas prohibidas sustituyen entonces a las permitidas. La inexactitud toma el lugar de la exactitud y lo falso ocupa el sitio de lo verdadero. Allí donde reina el desorden es que las designaciones de las leyes no están en su debido punto ... El príncipe de Tsi, espíritu confuso, podría servirse de la expresión shi, pero no sabía con certeza lo que esta expresión significaba. (Del Lu shi ch'un ts'in[1])
La persona noble escoge sus designaciones de tal modo que puedan ser empleadas sin equívoco en el discurso, y compone sus discursos de tal suerte que puedan, sin equívoco, transformarse en actos. (Del Lun-yu[2])
Ahora bien, quienes peroran indignados, en cólera, o con un cabreo supino, ¿designan las cosas con justedad? ¿Disciernen entre elegir y votar, entre representante político y sujeto aupado por una lista cerrada y bloqueada de partido, entre separación de poderes y separación de funciones, entre Constitución y carta otorgada, en fin, entre Democracia y sistema de votaciones predeterminadas...?.
Porque, Srs., esas son las mimbres, esos son los elementos constructivos del infausto retablo de las maravillas en el que se nos instaló a resultas de la malhadada transacción, proceso en el que el estado, que era el 'poseedor' de los partidos políticos pasó a ser poseído por estos : más claro, agua.
Quien no lo haga es un indocto político, sea académico, sea catedrático, sea editor de La Secta. Porque con ese hilo argumental he acallado a todos con los que he tenido oportunidad de debatir al respecto, cosa que digo sin fatuidad alguna, porque es así (y si no, que le pregunten a la Sra. Paloma Biglino, por ejemplo).
Otra cosa es que yo no tenga voz en la plaza pública, y por ello sea una persona irrelevante. Pero me da igual, porque la verdad es la verdad, "la diga Agamenón, o la diga su porquero": Amicus Plato, sed magis amica veritas. Y sé muy bien el papel que me toca en este doble otoño por el que deambulo, pero a diferencia de August Landmesser, lo mío carece de épica.
[1] Lu shi ch'un ts'in. Texto chino clásico, de carácter enciclopédico, compilado hacia el año 239 a.C. en.wikipedia.org. Lüshi Chunqiu
[2] Lun Yu. –El Lunyu es considerado por los estudiosos como la fuente más fiable de la doctrina del antiguo sabio Confucio (551-479 a.C.) y suele ser el primer texto confuciano que se estudia en las escuelas. Abarca casi todos los conceptos éticos básicos de Confucio: ren ("benevolencia"), junzi ("el hombre superior"), tian ("cielo"), zhongyong ("doctrina del medio"), li ("conducta correcta") y zhengming ("ajuste a los nombres"). Este último inculca la noción de que todas las fases de la conducta de una persona deben corresponder al verdadero significado de los "nombres"; por ejemplo, el matrimonio debe ser un matrimonio verdadero, no un concubinato–. Lun Yu. Enciclopedia Británica."
PS. Una vieja entrada recibe vista de vez en cuando; hace al caso: [75]