En aquella Francia no es que los periodistas estuvieran corrompidos, —los habría, por descontado, sino que toda aquella promiscua mezcolanza era intrínsecamente corrupta...
El relato de quien fuera joven periodista advertido de Le Soir no es un ajuste de cuentas desde su exilio newyorkino de 1940. Su colega de la CBS destaca que su mejor contribución es
su análisis de la prensa de París, cuya venalidad, parcialidad y amargura dejan sin aliento a un estadounidense.
P. presenta un retrato descarnado de lo que era la amalgama/simbiosis del mundo de la información con el de los círculos de poder; del periodismo, y los periódicos de esos años en Francia, con los políticos. Resultado: clarísima colusión; colusión de manual por el obvio perjuicio infligido a los franceses, a la nación francesa.
El último periódico francés que leí antes de subir a un barco para huir de Burdeos fue Le Figaro, que decía: "Francia era como una de esas viejas mansiones señoriales que parecen tan fuertes por fuera pero que en realidad están acribilladas por las termitas".
Y evoca una confesión —un alea iacta est, de Barthou a Mme. Tabouis de años atrás.
Estamos destinados a tener una terrible agitación en Francia y la guerra es inevitable. Cualquier francés en política que piense que estas cosas se pueden evitar se engaña lamentablemente. ¿Por qué no afrontar la cosa de frente? Todo ha degenerado en Francia, nuestra concepción del Estado, del deber público, del Parlamento, de nuestras instituciones. Hemos llegado a un punto en el que no sabemos qué hacer con todo esto. Ya no podemos actuar.
La gente se apelotonaba en los boulevards ante los cafés cerrados y se estacionaba en la plaza de la bolsa ante el edificio de la agencia Havas pidiendo la confirmación de aquellas noticias de cuya veracidad nadie dudaba; sin embargo, cuando los redactores de Havas desde los balcones decíamos a gritos que tales noticias eran falsas se enfurecían contra nosotros y nos acusaban de derrotistas y de agentes de la quinta columna.
* En francés, sinónimo de alemán –de marcado carácter peyorativo, empleado al menos desde 1862. Supongo que se trata de una mutación de Velche, o Welche, denominación de las poblaciones francófonas en contacto con germano parlantes que toma tono muy despectivo: fig., persona ignorante, ruda, supersticiosa, en general por alusión al Discours aux Welches de Voltaire, 1764.
Esta unanimidad en el juicio de los tontos es uno de los mayores prodigios realizados por Los fabulosos medios de captación de que dispone en nuestro tiempo la propaganda manejada sin escrúpulo por los Estados.
El Gobierno había salido hacia Tours hacía dos días.
Jean Prouvost, director y propietario de Paris–Soir, había entrado en el Gabinete como Ministro de Información cuatro días antes. A última hora de la tarde del 10 de junio, recibió a los corresponsales americanos. "Independientemente de lo que pueda ocurrir", dijo, "el Gobierno no abandonará París. Les sugiero que se queden aquí también, señores".
El Ministerio de Información se encontraba en el Hotel Continental. Me encontré con varios periodistas americanos en el vestíbulo. La situación parecía algo mejor ahora, me dijeron.Jean Prouvost estaba solo en el amplio salón que le servía de despacho privado. A la dura luz eléctrica, parecía muy pálido.–"Jefe", le dije, "dígame, ¿se va el Gobierno o no? Acabo de ver a los corresponsales americanos..."–"Me obligaron a hacer una estupidez", dijo. "Me dijeron que anunciara que nos quedábamos, cuando sabíamos perfectamente que estábamos a punto de irnos. Sí, nos vamos. Pero no nos vamos de verdad, sino que huimos. Estamos huyendo. Oh!, ¿por qué acepté entrar en el Gabinete?"
El magnate de la prensa francesa, patrón del grupo encabezado por Paris—Soir, el diario de mayor tirada por esos días, entró en el gabinete de Reynaud. Trabajó en su seno por que fueran escuchadas por el gabinete las propuestas del General Weygand —"el único que sabe la realidad de lo que sucede"; votó a favor del armisticio en la tarde de aquel domingo mansamente trágico, y formó parte del gabinete Pétain, que le nombró Alto Comisario para la Información...
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