El
UK, de nuevo en la encrucijada...
Dueño
de los mares durante siglos, vencedor en las dos últimas grandes
guerras acaecidas el pasado siglo en Europa, en 2018 el UK se debate
en una muy complicada encrucijada: Democracia o Socialdemocracia.
Su
sistema parlamentario, basado en el hecho sustantivo de la
representación, sigue mostrando una envidiable vitalidad: la Sra.
May, jefe del Gabinete, y su gobierno acaban de sufrir tres derrotas
parlamentarias, incluida una “moción por desacato al parlamento”, algo sin
precedentes en el UK. E impensable en una partitocracia (https://www.huffingtonpost.es/2018/12/05/el-parlamento-asesta-las-primeras-derrotas-a-may-que-apela-a-la-unidad-para-aprobar-el-brexit_a_23608889/).
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LA PREMIER BRITÁNICA, SRA. MAY, EN EL PARLAMENTO DE WESTMINSTER |
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MANCHESTER, 08DIC2018. (IMAGEN DE CARLOS REGALADO) |
Tal
negación es un hecho sustantivo en la formulación teórica del
constitucionalista de Bonn Gerhard Leibholz (1901-1982). En lo que
denomina Estado de Partidos,
"La
voluntad de la mayoría de partidos se identifica con la voluntad
general del pueblo sin mezcla de elementos de representación. Esta
es la doctrina oficial constitucionaria de la integración del pueblo
en las repúblicas europeas".
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FIRMA AUTÓGRAFA DE G. LEIBHOLZ |
Pero
la sustantividad no para ahí, porque la Democracia se basa en dos
hechos esenciales: el de representación -garantizada únicamente
mediante distritos electorales unipersonales-, y el de separación de
poderes. Si se omite uno de ellos no se puede hablar de Democracia;
podrán existir votaciones, libertades, etc, sí; pero esos sistemas
políticos pese a quien pese y se diga lo que se diga no son
democracias.
Con
estos antecedentes, y por diferentes razones, una de las cuales puede
ser que al no poder la Alemania vencida dotarse de un ejercito su
economía productiva dispuso de más recursos (lo cual no sucedió
por ejemplo en Francia, empeñada en ser una potencia nuclear y
exhibir una force de frappe ante no sé bien quién: sus vecinos
occidentales estaban desarmados y a los británicos les debían en
parte el haber podido recuperar su estado), Alemania ha vuelto a ser
la potencia económica hegemónica en el continente.
Y
la que marca la pauta en el seno de la UE, enorme máquinaria
burocrática capaz de normalizar para los ventitantos forma y aforo
de las botellas de leche fresca, pero incapaz de resolver el mínimo
problema serio que se le ofrezca.
Pero
en la propia Alemania, inspiradora del modelo político con el que se
nos transicionó en España, se recurre la consenso, al acuerdo
bipartidario cuando la cosa se complica; es la esencia de la
socialdemocracia.
Con
todo y con ello los más recientes resultados “electorales” han
sido sumamente desalentadores para los dos partidos mayoritarios
alemanes, CDU y SPD. Y es que a mi modo de ver el estado de partidos
fue el regalo de una manzana agusanada, un problema político en
letargo germinal pero que tarde o temprano acabaría manifestándose
en todo su alcance y crudeza.
La
vocación europeísta del UK encuentra sus antecedentes en la
propuesta hecha por Winston Churchill en mayo de 1940: establecer la
“indissoluble union” de los gobiernos de Francia y UK en uno solo que “que aportara una organización conjunta de las políticas
de defensa, extranjera, financiera y económica”. Propuesta que en
1943 viraría a la del establecimiento de un Consejo de Europa (de
cuyo alcance y contenido nada puedo decir), combatido de entrada por
el socialista belga Paul H. Spaak (Joan Garcés; Soberanos e
intervenidos. 3ª ed; p. 69).
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CHURCHILL, TRUMAN Y STALIN. POSTDAM, 1945. |
Vocación
que se patentiza en 1973. Con ocasión de la primera ampliación del
grupo de los 6, el UK ingresa en la CEE.
Las
sucesivas ampliaciones han desembocado en la actual Unión, de cuya
profunda crisis nadie puede dudar.
Concluyo.
El sistema político UK, una democracia de gabinete (el premier no es
elegido en votación separada sino por el parlamento), choca
esencialmente con la socialdemocracia que deriva del estado de
partidos: debate vivo de los representantes parlamentarios frente a
burocracia no sometida a mecanismos de control.
Añadáse
a ello la tupida tela de intereses económicos, que suelen determinar
muchas -o la mayor parte- de las decisiones políticas y tendremos
una primera aproximación a la encrucijada a la que se enfrenta el
UK. Y que puede resumirse en una muy conocida frase:
To be, or not to be...
To be, or not to be...
A
MODO DE FÉ DE ERRORES.
De
la anterior lectura puede inferirse que el UK está pendiente de
adoptar una decisión. En efecto, lo está en cuanto al cómo pero
no en cuanto al fondo de la cuestión. El Brexit hace ya tiempo que
se decidió democráticamente.
Lo
que sucede es que en el propio UK no son pocas las voces, imponderadas en lo que sé, que solicitan una segunda votación. Tal tesitura es la
que propicia el valor que pueda merecer lo afirmado. [19DIC2018].
POST SCRIPTUM DEL 30.06.2023
Resulta oportuno recomendar aquí la lectura de las entradas [81] UK: Votación, elección y representación y [104] Sistema proporcional y Paradoja de Farage, que complementan el contenido de esta.