2019/12/25

[86] LA JUSTICIA Y JORDI PUJOL



Lord Corruptor yéndose de rositas, ¡como
para vislumbrar el fondo del pozo...!

“Nos habíamos convertido en un país de gobierno absoluto por nuestras instituciones políticas y administrativas, pero seguíamos siendo un pueblo libre por nuestras instituciones judiciales. La justicia del Antiguo Régimen era complicada, incómoda, lenta y cara; grandes defectos, sin duda, pero nunca se daba en ella servilismo ante el poder, que sólo es una forma de venalidad, y la peor. Este vicio capital, que no sólo corrompe al juez, sino que pronto infecta a todo el pueblo, le era completamente ajeno. El magistrado era inamovible y no pretendía ascender, dos cosas tan necesarias la una como la otra para su independencia; porque ¿qué importa que no se le pueda forzar si se dispone de mil maneras de ganárselo?
Alexis de Tocqueville. El Antiguo Régimen y la Revolución. Edición e-book en Amazon. Traducción de Fernando Caro. Diciembre 2019.

A finales de julio de 2014, más de 5 años atrás, saltó la noticia de la confesión pública del pecado fiscal de Jordi Pujol.
Dos muestras de lo que en titulares se dijo entonces.
ABC: La confesión de Jordi Pujol llegó para adelantarse a la acción de la Justicia. Un informe policial de hace un año ya constataba cuentas en distintos paraísos. Jordi Pujol admite que ocultó dinero en el extranjero desde 1980 y pide perdón.
LA VANGUARDIA: Jordi Pujol anuncia la regularización fiscal de las cuentas de su familia en el exterior. Su esposa y cuatro hijos regularizan en Hacienda. Sitúa el origen del dinero oculto en una herencia de 1980. El expresident pide perdón por no haberse puesto al día en 34 años. 
ALBERT BOADELLA, PRECLARO JUEZ
DEL DESAFUERO NACIONALISTA CATALÁN
Por entonces en El Imparcial se admitían mis comentarios y, en la ocasión, aporté el que sigue, al que añado uno nuevo.
TRIBUNA. Jueves 31 de julio de 2014, 21:18
La imagen del Molt Honorable Jordi Pujol esposado y flanqueado por dos agentes de la benemérita hubiera resultado tremenda, ignominiosa.
No lo es menos su declaración “motu proprio”; la confesión pública de una más, a buen seguro, de sus tropelías.
Y como el establecer hipótesis verosímiles y coherentes con los hechos observados es tan consustancial al análisis político como a las ciencias experimentales, vayamos a ello.
Queda descartado de entrada el factor aleatorio, el puro azar. En política no cabe.
A mi juicio es verosímil pensar que, en razón al momento político, amenaza secesionista en ciernes y el aguerrido Parlament de vacaciones -que es cuando mejor está, dicho sea con todas las consecuencias-, a Jordi Pujol se le haya podido ofrecer la elección del cómo dar a conocer una verdad [Comentario: ¿a cambio de una posible prescripción de los delitos confesados?, pudiera ser. Suponerlo no es inverosímil, y menos tras la experiencia del gobierno del grandísimo gran timonel M. Rajoy].
Él, con su acendrado sentido del Estado, habría optado por lo “mes honorable”, lo cual le hemos de agradecer en su caso.
Su contrición, de paso, supone la voladura del entramado cleptocrático de convergentes, ad láteres, y compañeros de viaje, a pesar de que mayoritariamente el pueblo [el nacionalista más aún] prefiera la dulce comodidad del sometimiento a la responsabilidad del ejercicio ciudadano de la libertad.
No trato de erigirme en portavoz de nadie, pero también resulta verosímil que muchos piensen en lo que yo: en el terrible sufrimiento del Molt Honorable en su impostura durante estos años pasados, desde que iniciara su andadura patriótica en la Banca Catalana.
No quisiera para mí un sufrimiento tan terrible sabiéndome en tamaño pecado fiscal. Convengamos pues en reconocer al padre y sempiterno mentor de Convergencia i Unió -o Divergencia y Separación, porque ya no me aclaro-, el donaire con el que lo ha soportado.
Bien es cierto que la bandera del antiguo Reino de Aragón, a modo de túnica con la que cubrirse, y una barretina, para que su cacumen no tuviera fugas incontroladas, no eran salvaguardas baladíes.
Y que no habrá faltado un monje de Montserrat, un religioso ecuménico pero nacionalista, que le haya absuelto de sus pecados. ¡Cáspita!
www.elimparcial.es/noticia/140615/opinion/Jordi-Pujol-en-pecado-fiscal.html   

Los titulares de anteayer 23 eran de otra índole y valga un ejemplo.
El Mundo: Hacienda da carpetazo a la investigación sobre Jordi Pujol. Concluye que el ex presidente de la Generalitat defraudó casi 900.000 euros en Andorra, pero le libra de pagar la sanción porque ha prescrito.

No puedo precisar ni juzgar, porque lo desconozco del todo, el papel jugado por la administración de justicia en todo esto. Pero pobre España, pobres españoles, y pobre Justicia española. ¡Vaya papelón! No llega a las cualidades de una justicia del S XVIII, porque no hay español que, en su sano juicio, pueda sentir formar parte de un pueblo libre por nuestras instituciones judiciales.
Lord Corruptor yéndose de rositas, ¡como para vislumbrar el fondo del pozo...!

2019/12/17

[85] VUELTA AL COLE... [LA RJA.13SEP2011]


¿Qué es la escuela sino la propia sociedad organizada cooperativamente, que encarga a una parte de sí misma la tarea de preparación de las generaciones futuras?

- ¿Estaría Ud. dispuesto a renunciar al móvil?
- Pues no.
- ¿Y a los avances médicos, técnicos, de mejora de condiciones de vida y a los modos de convivencia civilizada de que gozamos?
- Oiga, ¿cómo se le ocurre preguntarme si estoy dispuesto a renunciar a lo que entiendo por frutos de nuestra civilización (Estadio cultural propio de las sociedades humanas más avanzadas por el nivel de su ciencia, artes, ideas y costumbres. DRAE)?
Bueno le preguntaré solo un par cosas más. -¿Es Ud. consciente de que el móvil, los avances médicos o de cualquier otro tipo, todo aquello que Ud. llama civilización y que conocemos aquí, es resultado. Que no es algo que derive de la naturaleza de las cosas como evidencia el hecho de que no sea universal?
- Pues francamente, no.
Entonces, ¿verdaderamente Ud. no hace nada por mantener y mejorar si es posible, para las generaciones que nos sucedan, todo este “patrimonio colectivo” heredado del que disfrutamos?
- Ya le digo, francamente, no.
Amigo no solo está Ud. perdido sino que anticipa un futuro nada halagüeño. Porque todo ese legado hay que sostenerlo, no sucede como con el olmo al que con las lluvias de abril y el sol de mayo le surgen nuevos brotes. Si Ud. no es consciente de que hay que sostener tan complicado edificio, tarea verdaderamente ardua habida cuenta de su complejidad, en un periquete el edificio se le viene abajo. Y adiós; vuelta a la no-civilización, como ya le sucediera a Roma.

Tengo derecho a pensar, como lo hago, que el asunto de la “educación” no pasa de ser en estos momentos, y en esencia, sino pura mercancía. Política y de la otra. Y como tal “toma actualidad” con cansina intermitencia. No voy a referirme a lo que está en el ambiente; son otros los derroteros que adopto.
Porque si aceptamos como tarea inevitable el sostener el complicado edificio de bienestar y convivencia que nos aloja, resulta inmediata consecuencia aceptar que la escuela (entendida en sentido amplio) no es sino la propia sociedad organizada cooperativamente, que encarga a una parte de sí misma la tarea de preparación de las generaciones futuras. Precisamente con el propósito de asegurar la continuidad del edificio en un contexto o circunstancia de enorme complejidad, como jamás se ha conocido. No lo olvidemos.
Lo cual supone un esfuerzo enorme, hercúleo. Naturalmente. Exactamente igual al esfuerzo acumulado que ha supuesto transitar desde la caverna a la polis. ¿O acaso alguien es capaz de sostener que el camino ha sido de fácil tránsito?
Porque si esto no lo entienden padres, alumnos y profesionales, es decir si no lo entiende la propia sociedad, repito que estamos perdidos. En un periquete el edificio se nos viene abajo y adiós; vuelta a la no-civilización.
Si queremos que el futuro, ya de por sí imprevisible, no lo percibamos como acopio de incertidumbres más que sombrías bueno será que empecemos con una breve reflexión acerca de la esencia de la escuela y, a partir de ahí, abandonemos muchas conductas.
Los adultos han de tomar la primera iniciativa. Padres y profesionales. Por supuesto.
Los padres, a quienes correspondiendo la enorme responsabilidad de ofrecer a sus hijos una vida digna, necesitan de la escuela –institución imprescindible- para colmar las necesidades de instrucción y de educación que exige la fluida inserción futura de sus hijos en el colectivo de referencia, en la sociedad.
A ellos les incumbe el hacer comprender a sus hijos que gracias a la escuela, y lo aportado a quienes ya pasaron por ella, disfrutan de todo aquello que les rodea, de su circunstancia. Y que ante esta carrera de relevos en que consiste la vida tienen la inexcusable obligación de conservar y mejorar ese legado. Con el obvio añadido de que sin esfuerzo, trabajo, disciplina y dedicación no hay posibilidad de progreso. O, de otro modo, que fuera de esas bases rectoras el resultado es, finalmente, la vuelta a la no-civilización. No hay más.
Los profesionales, a los que la sociedad les confía sus jóvenes, su futuro, deben ser perfectos conocedores de la esencia del nobilísimo menester de compartir saber, de transmitirlo, de enseñar. Y en este terreno no hay nada peor que defraudar una confianza. Enorme responsabilidad también.
La realidad de la escuela solo me resulta comprensible si considero que el cuerpo social actúa prescindiendo, por mero descuido, de ése propósito esencial que atribuyo al entramado educativo. En los adolescentes que pueblan nuestros institutos, y por razón de su circunstancia vital, se percibe de forma nítida e inequívoca. Lo que no está ni en la naturaleza de las cosas ni en la de su circunstancia vital es que no sean capaces de comprenderlo. Pero para comprenderlo es preciso previamente conocerlo.
Esa es mi pretensión. Dejar bien sentada cual es la esencia de lo que hacemos. Para mejorarlo radical y urgentemente. O el edificio se nos viene abajo. Por descontado.
FERNANDO CARO GRAU
Licenciado en Ciencias Físicas.
Profesor del IES “Hermanos D’Elhuyar”

2019/12/12

[84] ELOGIO DE MI PROFESIÓN, ELOGIO DE MIS MAESTROS. [LA RJA. 22DIC2010]


ELOGIO DE MI PROFESIÓN, ELOGIO DE MIS MAESTROS

NOTA PRELIMINAR. Ante el sentimiento de que mi trabajo arrojaba escasos frutos, llegó un momento en el que decidí dar a conocer mis puntos de vista por otras vías. “La Rioja”, diario local de Logroño, me acogió en varias, contadas, ocasiones: ejercer la libertad de opinión no suele encajar a los editores de los medios. 
Hoy, casi 9 años después de mi primera entrega “literaria”, decido recuperar aquí esos textos, dedicados a mi menester, tal cual vieron luz.

Aprendí a leer a los 4 años. Me enseñó mi madre en mi Logroño natal, cuando desde Madre de Dios le acompañaba, casi siempre por la Calle Mayor, a su compra en “la Plaza”. Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida, aunque lo haya sabido mucho más tarde.
-¿Qué pone en ése cartel?, le decía. “Ahí pone pescadería” –la de la Sra. Antonia en la Calle Mercaderes-; “Ahí pone panadería” –la de Marqués de Vallejo, junto a la Librería Sangrador-...
Por 10 céntimos de aquellos que tenían un caballo me compraba una cuartilla con letras de coplas “Los 12 cascabeles que tiene mi caballo” y así, para que fuera leyendo… Y bien que leía con el Sr. Mauricio, el ciego del cupón de la esquina del Banesto del Espolón. Mientras, ella le compraba a Bernabé y Eustaquia las verduras de su huerta de Madre de Dios…
No descubrí el poder de la lectura porque ante Los tres Mosqueteros, El Capitán Nemo o las aventuras de Salgari, Defoe y otros, mi papel era de espectador, no de personaje invitado: eso lo aprendí después.
En la escuela nadie me lo sugirió pero no hay reproche, no puede haberlo. A aquella escuela del Divino Maestro, frente a la Cocina Económica llegó un niño que ya sabía leer y la maestra pudo dedicar ciertas energías a los que tenían que aprender a hacerlo.
Hoy, con 57 años, más de 25 dedicados a la enseñanza, quiero hacer un elogio a mi profesión y a mis maestros.
A mi profesión porque agoniza lentamente. Ha perdido su más genuino sentido y, confusa, navega sin rumbo.
Porque la enseñanza comienza con una primera imposición: la del lenguaje al recién nacido. Y el lenguaje ni son meros grafos ni son meros sonidos; nuestro español de hoy es el resumen de lo que hemos sido, los romanos, los árabes, Hispanoamérica… y por eso tiene su propio significado, como lo tiene el Inglés, el Francés, el Alemán o el Italiano…


Y mi especialidad, la Física, y las Matemáticas sobre todo, son esencialmente normativas. Casi como lo es la Lengua aunque admita la interpretación, la imaginación, ni más ni menos que nuestro espíritu. ¡Casi nada ser el soporte del saber acumulado, el hombre!
Me siento profesionalmente en el óptimo de mi madurez. Sé que a mis alumnos les he de “doblegar”, que han de aprender lo que les propongo porque mejora su instrucción y su capacidad de razonamiento y porque al aceptar las pautas que establecen las matemáticas, y las Leyes y Principios físicos, les ayudo a comprender que crecen en “ciudadano”, que la vida civilizada, la vida en la “polis” que conocemos por Grecia y Roma, solo es posible en el respeto a las normas que nos hemos dado. Fuera de eso, la barbarie.
Y ahí es donde mi profesión nada confusa, sin comprender cuál es su cometido, transformada en mero servicio de guardería la más de las veces.
Algunos compañeros me dicen que “si estoy quemado”, por el tono con el que, a veces, les hablo. Pienso que otros me ven como un profesor “de segunda” porque mis alumnos son de “Diversificación”.
Unos y otros se equivocan. Nada hay de cierto en sus apreciaciones. Mi tono es apasionado, el de la vehemencia que surge de la firmeza de las convicciones.
Tampoco soy un profesor de 2ª. A mis alumnos de diversificación les tengo en enorme aprecio y les debo enorme gratitud y ellos lo saben: me escuchan con respeto, me tratan igual y, en muchos casos y pese a circunstancias externas poco propicias, dan lo mejor de sí mismos al precio del esfuerzo, el trabajo y la disciplina en el estudio, ¿qué más les puedo pedir?. Con ellos disfruto, y me desespero, en clase.
Ellos me han hecho el mayor elogio posible, inolvidable: “Profesor, Ud. es una buena persona”. Gracias Víctor.
Aprendí a leer a los 4 años. Me enseñó mi madre en mi Logroño natal Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida aunque lo haya sabido mucho más tarde, cuando Mario Vargas Llosa, con palabras de fuego, lo ha dicho en Estocolmo.
Y es que tomo de Mario Vargas Llosa el elogio a su maestro, el hermano Justiniano, que lo hago a mi trabajo.
Y sin olvidar el grandísimo, el enorme elogio que hace del Español, de España y de los Españoles, de lo que somos y de lo que representamos y de la lengua que hablamos. Porque su discurso es otra lecturas que nos hace crecer en genuino “ciudadano”, como las que debo a mis otros maestros.
Mario, Agapito, Horacio, espero ser merecedor de vuestro magisterio.
Pero mi profesión agoniza lentamente. Ha perdido su más genuino sentido y, confusa, navega sin rumbo. Los niveles de instrucción adquiridos, tras el paso por los centros de enseñanza primaria y secundaria, por una gran parte de nuestros alumnos les sitúan próximos al analfabetismo funcional: ni dominan las materias instrumentales ni las restantes. Y ello resulta ser un hecho gravísimo.
Y de ello hay responsables. Vaya que si los hay. Y yo, un sencillo profesor de Diversificación, de 57 años de los que más 25 han estado dedicados a la Enseñanza Media primero y Secundaria después, os dice con firme serenidad, y con serena firmeza, las mismas palabras que empleó D. Enrique Múgica: ni olvido ni perdono. Ha sido, está siendo, tan grande el daño que la historia no os puede absolver.

FERNANDO CARO GRAU.
Prof. del Ámbito Científico-Técnico del IES “HERMANOS D’ELHUYAR”. LOGROÑO.

[196] "LA DERROTA DEL CONOCIMIENTO" (O, MEJOR, AL SOMETIMIENTO POR EL EMBRUTECIMIENTO)

    “…mi profesión nada confusa, sin comprender cuál es su cometido, transformada en mero servicio de guardería la más de las veces...”   ∞:...