2021/02/25

[124] QUÉ ES DEMOCRACIA: UNA DEFINICIÓN POSITIVA DEL CONCEPTO (SEGÚN EL PENSAMIENTO DE A. Gª. TREVIJANO)

(... continuación de [123])

2. Antonio García Trevijano1 y la Democracia (como concepto unívoco, claro y preciso): “Piensa y verás”

Por lo dicho con anterioridad, en [123], cabe pensar que el “materialismo filosófico” adolece de la misma inversión de sentido” que aquellos otros sistemas a los que Jean François Revel les hacía idéntico reproche: “En nuestra tradición filosófica, tal y como la imponen los varios miles de obras que de hecho la contienen, una inversión de sentido ha dado lugar a que los filósofos no nos inviten a otra cosa que a entender su propio sistema. Ahora bien, un sistema filosófico no se formula para ser entendido: se formula para hacer entender.” [JFR; 25]2. 

Un sistema que adolezca de tal defecto, es muy posible que quede en un mero ejercicio de intelecto, sin otro resultado práctico que la autosatisfacción estética. Pero, en tal caso ¿qué objeto tiene el filosofar de ese modo?¿O acaso la filosofía ha caído, de modo inexorable, en la denuncia final de  Revel: ... prerrogativa de charlatanes y obtusos, la filosofía cae en la marginalidad: oscila entre el humanismo hipócrita, el eclecticismo confeccionado con conocimientos de segunda mano, el truco etimológico a la manera de Heidegger, la banalidad pedante y la teología vergonzosa.” [JFR; 183]

De lo que no me cabe duda es de que el “materialismo filosófico” no ofrece una definición que propicie un acuerdo en cuanto al significado y contenido del concepto de Democracia; que deambula por el limbo vacuo e inconsistente de las “democracias realmente existentes”, respecto del cual creo haberme expresado con claridad.
Párrafos como este que sigue me ratifican por completo en la opinión anterior:

2021/02/23

[123] GUSTAVO BUENO: ¿QUÉ ES LA DEMOCRACIA? (A 10 AÑOS DE UNA CONFERENCIA)

 1. Gustavo Bueno1¿Qué es la democracia?

Hace 10 años, un 21 de febrero, Gustavo Bueno pronunciaba una conferencia en el Colegio de Ingenieros de Oviedo cuyo título era: ¿Qué es la democracia?2.

Formado en el estudio de la Física, esperaba que Bueno acabara por dar una respuesta a la pregunta al modo en el que lo haría, por ejemplo, un especialista que pronunciara una charla divulgativa bajo el epígrafe ¿Qué es la energía interna de un gas ideal?. De modo que, en cualquiera de ambos auditorios, fuera de esperar que una mente común acabara por aprehender, acerca del concepto en cuestión y a resultas de lo expuesto, lo suficiente para deshacer las incertidumbres e indeterminaciones previas en las que pudiera estar sumido.

Esperaba que Bueno fijara con claridad, exactitud y precisión el significado de la voz; que le asignara un contenido inequívoco. Lo esperaba por al menos por un par de razones: una, porque ya “... la palabra griega demokratia alcanzó, en la Antigüedad, el grado máximo de prestigio en el S. V AC, en la época en que Pericles..., [GB; 1º-4]3; dos, porque las palabras en general, y esa en particular, no son sino pura representación y acuerdo para entender y ser entendido; “pintura”, trazo verbal o escrito de un concepto, “Idea que concibe o forma el entendimiento”, [DRAE]. Y asignar un contenido no es sino definir: “Fijar con claridad, exactitud y precisión el significado de una palabra (o la naturaleza de una persona o cosa)”, [DRAE].


EL CATOBLEPAS DE JAN JONSTON(1603-1675)
Historia naturalis de quadrupedibus, Amsterdam, 1647
 

Por otra parte, en la estela de lo sostenido por JF Revel, “Ninguna pregunta carece de objeto filosófico. Si lo fuera debe ser fácil evidenciarlo, lo cual también es filosofar.”4. A lo que, en otro pasaje, añade: “Un filósofo digno de ese nombre responde [incluso a preguntas triviales de un profano, añado] con su vocabulario, y se acabó. Expone su pensamiento por medio de ese vocabulario que está hecho, hasta nuevo aviso, para facilitar la comunicación y no para impedirla”, [JFR,14].

Esperaba de esa conferencia de Bueno, repito, el desarrollo de un pensamiento filosófico del vocablo que permitiera llegar a su definición. Definición que, por analogía con la empleada hasta no hace mucho para el “metro”, p. ej., (distancia entre dos indicaciones de una barra...etc.), fuera de fácil comprensión, clara y precisa, es decir, al alcance de cualquier mente corriente (esa definición del metro es esencialmente operativa, en tanto que está íntimamente asociada a su materialización física, positiva, patrón, que ofrece los atributos de ser una referencia estable, fácilmente reproducible, y de empleo sencillo; el resultado es una dualidad concepto/patrón universalmente aceptada, lo cual no supone que su uso lo sea).

Y no por referirse a una idea o concepto, es decir, a algo esencialmente diferente a una magnitud -cualidad o rasgo susceptible de medición-, que tal definición -de la democracia- podría adolecer de la imposibilidad de ser objeto de uso como patrón de referencia: justamente todo lo contrario. Porque, a priori, ¿qué impide tener un patrón inequívoco que permita caracterizar de modo indubitable si un determinado estado es sustanciación de una democracia, o no lo es? Nada, que yo sepa.

Por otra parte, sin negar en absoluto carácter filosófico a lo expresado por Bueno, espero que no se considere inoportuno una nueva evocación a Revel: Un pensamiento no está a salvo de los errores e ignorancias comunes porque sea «filosófico», es decir, porque hable de cuestiones “filosóficas”. Llega a ser filosófico en la medida en que, en cuanto que, y mientras que elimine las gratuidades e inconsistencias del reino de la opinión.” [JFR, 35]5, reino al que supongo pertenece la forma más puramente coloquial de uso del vocablo “democracia” en tanto carezcamos de su definición.

No creo errar, pues, si digo que el objeto de la disertación no era el establecerla. El propio texto base lo dice en pasajes como este: “Nos limitaremos a echar un vistazo crítico sobre algunas correspondencias entre tipos de valoraciones de la democracia y definiciones pretendidamente «esenciales» que estas valoraciones suelen llevar asociadas.” [GB; 1º-3]6.

Entiendo asimismo que el pasaje que sigue también lo corrobora: 1. La democracia no es una forma específica, entre otras formas del género «sociedades políticas», que pueda ser sustantivada (sustantivación que gramaticalmente está implícita en la expresión: «la democracia») como resultado de una abstracción total (porfiriana), como si fuera una forma jorismática separable de las democracias idiográficas, «realmente existentes», las que constituyen el conjunto atributivo de las democracias efectivas que actúan en el Globo, en la esfera terrestre. Una tal separación no es posible, ...” [GB; 5º-3_1] (¿Será un dislate, fruto de mi escaso saber, el que ose opinar que la democracia USA es una forma sustantivada perfectamente separable de la forma sustantivada democracia México...?).

En todo caso quedan claros puntos de partida como considerar la democracia como un régimen aceptable más: “Y acaso la única forma de neutralidad axiológica (supongo, según lo que precede, para dar una respuesta materialista a la pregunta ¿Qué es la democracia?) consista, no ya en abstenernos de toda valoración, sino simplemente en evitar el fundamentalismo reconociendo en la democracia un régimen aceptable pero en las condiciones adecuadas, del mismo modo que otros regímenes, la aristocracia, incluso la monarquía, pueden también ser aceptables, desde un punto de vista funcional, si tenemos en cuenta las pertinentes condiciones.” [GB; 1º-7]

Sin embargo, a lo largo del texto se encuentran esparcidas expresiones tales que el agregado democracias homologadas realmente existentes: “En todo caso, cuando hablamos de filosofía de la democracia nos referimos, ante todo, a las democracias homologadas realmente existentes en el siglo XXI, y a las ideas que estas democracias tienen de sí mismas o de otras democracias coetáneas o pretéritas.” [GB; 3º-3]7.
Agregado cuyos elementos están desglosados en el mismo artículo, que comienza con la frase “
La pregunta «¿qué es la democracia?» ha recibido y sigue recibiendo múltiples respuestas.” [GB; 3º-1]
Más adelante leo: “
Sin embargo, las democracias homologadas tras la Segunda Guerra Mundial (es decir, tras la caída del nacional socialismo, del fascismo, y sobre todo del estalinismo), es decir, las democracias que quieren alejarse de las democracias orgánicas (de las democracias populares o de las dictaduras plebiscitarias) y acercarse a las llamadas democracias representativas o democracias realmente existentes carecen también de definición precisa.” [GB; 3º-3] (sombreados propios), lo que corrobora la existencia de una taxonomía “democrática” verdaderamente prolija, a la que no corresponde definición alguna del concepto.

Por si fuera poco, estos giros suscitan no pocos interrogantes. No invocaré una supuesta petición de principio, pensaré en nudos que merecen una somera indicación, pero que ahí quedan porque no hay más pretensión.
Si se señalan
democracias realmente existentes se asegura su existencia, se da por sentado que existen ámbitos sociales con sistemas de organización de la convivencia que se reconocen como tales democracias, es decir, que reúnen una serie de atributos que les faculta a ser reconocidos como tal, como sistemas homologados.
Ahora bien, ¿de qué repertorio de atributos se trata? No debería ser complicado, 26 siglos después de Pericles, establecer un repertorio mínimo. Desconozco su existencia.
Y si tal repertorio no está inequívocamente caracterizado, ¿quién diantres
reconoce y homologa? Si no existe una definición precisa, no lo es la señalada más arriba, escueta, de régimen aceptable bajo ciertas condiciones (un genuino vademécum de ambigüedad e imprecisión propio del reino de la opinión, de lo puramente arbitrario, a mi parecer), tampoco puede darse criterio de verificación alguno aplicable a lo constatable. Mucho menos una supuesta capacidad de homologar ni autoridad/entidad alguna con autoridad al respecto.

Llegado a este punto entiendo que, definitivamente, no me cabe esperar lo que busco en el citado texto base. Que, en definitiva, Gustavo Bueno no dio respuesta, a modo de definición operativa, a la pregunta de cabecera. Sin por ello obviar que el art. 5º anticipa en su encabezado una respuesta: Respuesta materialista a la pregunta «¿Qué es la democracia?».

En él se ofrecen párrafos como los que siguen, que no me puedo evitar el traer aquí:
(Hay una tendencia, muy extendida [si no unánime] entre politólogos constitucionalistas o internacionalistas a considerar a la democracia...) «Un sistema sólidamente asentado en principios positivos, y no ya en el «Derecho Natural», metafísico o teológico, sino en los tratados del «Derecho Internacional» y en las Constituciones políticas; en consecuencia»
definible al margen de oposiciones ideológicas (metafísicas, teológicas o filosóficas) tales como la oposición entre el idealismo y el materialismo, que nos ocupa”...
Pero esta tendencia a positivizar la concepción de la democracia,
dentro del pacifismo del presente,...” [GB; 5º-1_1] (¿Qué pinta el pacifismo aquí...?, me pegunto... Positivizar un concepto, ¿es posible al margen de esa corriente del presente -aunque Ortega y Gasset ya reflexionara al respecto en su ensayo En cuanto al pacifismo
, publicado por vez 1ª en el nº de junio de 1938 de The Nineteenth Century?).

O, “1. El momento tecnológico de una sociedad democrática, como el de cualquier otra sociedad política, aunque tienda a ser circunscrito por la doctrina del Estado de Derecho (una doctrina jurídica, constitucionalista o internacionalista) en el eje circular del espacio antropológico, comprende o participa también, necesariamente, del eje radial y del eje angular constitutivos de este espacio. Y esta participación se refleja, ante todo, en el momento nematológico de un modo más o menos explícito. Por lo demás, la inscripción directa de cada contenido en un eje dado es, en general, abstracta, puesto que, con frecuencia, cada inscripción en un eje tiene lugar a través de los otros dos.” [GB; 5º-2_1] (¡Caray con el recurso a términos geométricos usuales aplicados al espacio antropológico...! ¿?8).
Así que, como lector,
salto de decepción en decepción, mientras que siento que el filósofo vuela de éxito en éxito (paráfrasis de JFR; p. 20).

Para concluir esta 1ª parte, ¿no es legítimo preguntarse en qué limbo de imprecisión y ambigüedad -pura arbitrariedad, en consecuencia, nos movemos en relación a la voz democracia 26 siglos después de Pericles? Y tal imperio de lo puramente arbitrario, cui prodest? ¿qué propicia? 

Cortaré por lo sano y seré lapidario, creo que no me merece la pena ser exhaustivo: su efecto inmediato, claro, y tangible es, para toda mente que observe y analice con mirada honesta y criterio recto, el de dar gato por liebre: meter en un totum revolutum cosas tan heterogéneas como los sistemas políticos realmente existentes en Holanda y México, por ejemplo; o Argentina y Austria. Sostener una palmaria confusión.
¿Para qué? La respuesta no puede ser otra que para satisfacer los resortes que, de siempre y por lo general, mueven las conductas humanas: 1º, pasar por este mundo disfrutando del mayor bienestar posible; 2º, siempre -y en todo cuanto sea posible, a costa de, y sometiendo a, los demás.

[196] "LA DERROTA DEL CONOCIMIENTO" (O, MEJOR, AL SOMETIMIENTO POR EL EMBRUTECIMIENTO)

    “…mi profesión nada confusa, sin comprender cuál es su cometido, transformada en mero servicio de guardería la más de las veces...”   ∞:...