2020/02/13

[91] EVOCACIÓN DE TOCQUEVILLE. EL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA TRANSICIÓN (I)


... en materia de justicia la España de 2020 está en las antípodas de la Francia del S XVIII.

No consigo elaborar una antología de El Antiguo Régimen y la Revolución, el magnifico clásico de Alexis de Tocqueville, cuya extensión no supere los límites propios de eso, de una antología.
Sin embargo, las varias lecturas a las que me ha obligado la traducción de tan magnífico -incontournable- texto* me incitan a seleccionar algunos párrafos de una palpitante actualidad aquí entre nosotros.
[Presente que deriva de aquella pasmosa metamorfosis -reforma que no ruptura- que transmutó el sistema autoritario de finales del franquismo en ejemplar democracia: la denominada Transición. Transacción hablando con propiedad, porque la evidencia positiva señala bien a las claras que no fue sino eso: alevosa transacción urdida a espaldas de la Nación, del cuerpo social, con episodios vergonzantes desde su inicio, como el del propio proceso -en comisión secreta- de elaboración de lo que, también de manera falaz, se denomina Constitución.]
EL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA REVOLUCIÓN
Trad. de F Caro. Ene 2020

Pero volvamos al preclaro Tocqueville, que dice:
... “Pero en la Revolución francesa, al abolir las leyes religiosas a la vez que las civiles eran derogadas, la mente humana perdió por completo su basamento; ya no supo a qué asirse ni dónde detenerse, y entonces se vio surgir revolucionarios de una clase desconocida, que llevaron la osadía hasta la locura, a los que ninguna novedad pudo sorprender, ningún reparo frenar y que nunca flaquearon ante la ejecución de un designio. Y no hay que creer que estos nuevos seres fueran creación aislada y efímera de un momento, llamada a desaparecer con él; desde entonces han constituido una raza que se ha perpetuado y extendido en todos los lugares civilizados de la tierra, que conserva la misma fisonomía dondequiera, los mismos apasionamientos, el mismo carácter.
Y pensemos en sancho, el escudero de totalitarios bolivarianos, terroristas, separatistas periféricos neo-tribales, supremacistas, racistas y gente de semejante calaña.
Calaña que posiblemente derive del carácter -religioso- que Tocqueville atribuye a la Revolución Francesa.
… “La Revolución francesa es pues una revolución política que ha operado al modo de una revolución religiosa y en cierto modo ha tomado su aspecto. Ved mediante qué rasgos particulares y característicos ha acabado por parecerse a estas últimas: no sólo se propaga a lo lejos como ellas, sino que, como ellas, penetra mediante la predicación y la propaganda. Una revolución política que inspira el proselitismo, que se predica con tanto ardor a los extranjeros como se lleva a cabo en su casa; ¡considerad qué novedoso espectáculo! De todas las cosas desconocidas que la Revolución francesa ha mostrado al mundo, esta es con seguridad la más novedosa.”
De los impuestos en el antiguo régimen (recurso para el sometimiento por excelencia, junto al embrutecimiento derivado del adoctrinamiento ideológico), comenta Tocqueville:
… “Desde el momento en que el impuesto no pretendía alcanzar a los más capaces de pagarlo sino a los menos capaces de defenderse, se tenía que llegar a la monstruosa consecuencia de ahorrárselo al rico y gravar al pobre.
¡Que me aspen si no sigue siendo exactamente así!
∞ ≈ ∞ ≈ ∞
De la justicia y sus agentes, señala:
... “No existía ningún país en Europa en el que los tribunales ordinarios dependieran menos del gobierno que en Francia; pero tampoco había casi ninguno donde se hiciera mayor uso de tribunales de excepción. Estos dos rasgos estaban más próximos entre sí de lo que nos imaginamos. Como el rey no podía hacer casi nada por la suerte de los jueces, no podía revocarlos, ni cambiarlos de plaza, ni siquiera ascenderlos de rango las más de las veces, en una palabra, que no los dominaba ni por ambición ni por miedo, pronto se sintió contrariado por tal independencia.
... “Nos habíamos convertido en un país de gobierno absoluto por nuestras instituciones políticas y administrativas, pero seguíamos siendo un pueblo libre por nuestras instituciones judiciales. La justicia del Antiguo Régimen era complicada, incómoda, lenta y cara; grandes defectos, sin duda, pero nunca se daba en ella servilismo ante el poder, que sólo es una forma de venalidad, y la peor. Este vicio capital, que no sólo corrompe al juez, sino que pronto infecta a todo el pueblo, le era completamente ajeno. El magistrado era inamovible y no pretendía ascender, dos cosas tan necesarias la una como la otra para su independencia; porque ¿qué importa que no se le pueda forzar si se dispone de mil maneras de ganárselo?
Lo que aboca a la afirmación de que en materia de justicia, y de su administración, la España de 2020 está en las antípodas de la Francia del S XVIII: maravillas de los innumerables gobiernos progresistas -y de los otros- que nos vienen devastando cual sucesivas, e inagotables, plagas de Egipto.
Por si fuera poco, todo dictadorzuelo del tres al cuarto encontrará un legista servil a sus pies:
… “El derecho romano, que ha perfeccionado por doquier la sociedad civil, tiende a degradar la sociedad política en todo lugar, porque era principalmente fruto de un pueblo muy civilizado y muy sometido. Los reyes lo adoptaron con fervor y lo establecieron allí donde fueran amos. Los exégetas de ese derecho se convirtieron en toda Europa en sus ministros o sus principales agentes. Los juristas les proporcionaron pues, a conveniencia, el apoyo del derecho en contra del propio derecho. Así es como con frecuencia han actuado desde entonces. Al lado de un príncipe que violaba las leyes, es muy raro que no apareciera un legista que viniera a asegurar que no había nada más legítimo; que no demostrara con habilidad que la violencia era justa y que el oprimido no tenía razón.”   
(sigue)

Versión íntegra (la 1ª en español así con casi toda seguridad) de la 7ª edición del T. IV de la de las “Obras Completas” de Alexis de Tocqueville, publicada por Lévy-Frères en París, 1866, que he editado en Amazon-libros (la autoedición en esa plataforma resulta ser un auténtico reducto de libertad ante la falta de editores "clásicos" dispuestos a acometer ciertas empresas).
     Esta versión  recoge dos textos que creo son poco conocidos: los Impuestos feudales que perduraban en el momento de la revolución, según los expertos de la época, y la Valoración de las diferentes heredades existentes en Francia antes de la revolución. Ambos componen la Nota relativa a diferentes epígrafes de este volumen y amplían el marco de la obra de Alexis de Tocqueville en sendos aspectos muy significativos en la vida cotidiana: la fiscalidad y el régimen de posesión del suelo en la época.

 

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