* Artículo publicado el 24.04.2021 en el diario La Rioja. Logroño.
“La República nos dejó sin República, como si dijéramos. Nos quitó la gran ilusión republicana, y esto es, en resumen, todo lo que ha hecho.”
Lo escribe, en 1934, Julio Camba, “... el logos, la más pura y elegante inteligencia de España” que dice de él Ortega. ¡Ortega!, el más reputado filósofo español del pasado siglo y “padre intelectual” de la República, de la que renegó muy pronto: “... ¡No es esto, no es esto! La República es una cosa. El radicalismo es otra. Si no, al tiempo.” (Crisol, 9 de Septiembre de 1931).
El juicio de Camba, al que el azar le involucró en el atentado contra Alfonso XIII, fue fulminante: “—Esto es una mierda de República y si todo lo que se les ha ocurrido es nombrar a ese imbécil de Galarza para un puesto de responsabilidad, sabe Dios las tonterías que van a hacer y lo que nos espera.”, proclamó al conocer el acuerdo tomado por el Comité Revolucionario devenido Gobierno Provisional. Y al venal Galarza, antiguo colega en tareas periodísticas, lo conocía de sobras.
Como parto de una formación científica, positivista, me aferro a los hechos relatados, y nunca desmentidos, por quienes estuvieron en ello —o allí— y dejaron testimonios y crónicas. “Suplantar el positivismo se llama ignorancia; evitarlo, ilusión.”, amonesta Jean-François Revel -filósofo- a sus contemporáneos.
Camba lo relata; Haciendo de República lo recopila. En 1934 sentencia: “La República es el fenómeno más desmoralizador que se ha producido en España desde hace muchísimo tiempo... Antes, cuando la República no era nada, lo significaba todo para nosotros... Ahora, en cambio, cuando lo es todo, no significa absolutamente nada más que la presencia física de unos señores determinados en el lugar que anteriormente ocupaban otros. La República nos dejó sin República, como si dijéramos. Nos quitó la gran ilusión republicana, y esto es, en resumen, todo lo que ha hecho.”
Composición a partir de la presentación web |
La Constitución republicana
establecía que —art. 1— “España
es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se
organiza en régimen de Libertad y de Justicia.”.
Proclama que movía a mordaz burla en el exterior. Lo relata un 14 de
julio (de 1932), precisamente, Josep Plá:
“El
texto del artículo constitucional al que hacemos referencia ha sido
telegrafiado a todos los rincones del mundo y ha provocado
innumerables carcajadas. Las más ilustres se han producido en
Ginebra, cuando Briand, presidente del Consejo de la Seguridad de
Naciones, viendo entrar a Lerroux, Madariaga(N1) y a tres o cuatro
profesores más de la delegación española, ha dicho, reloj en mano,
constatando que llegaban una hora tarde:
»—Voila
les travailleurs... (Ahí tenemos a los trabajadores...)(Lerroux
se sienta, ve que todo el mundo ríe y le pide al delegado que tiene
al lado que le explique la causa de la hilaridad)
»—C'est
que vous savez, c'est un peu dificile
de prende sérieusement certains travaux constitutionnels que vous
êtes en train de faire en Espagane... (Es que, ¿sabe Ud.?, es un
poco difícil tomar en serio algunos trabajos constitucionales que
Uds. están llevando a cabo en España...)
»—¡Ah
claro, claro...! —
añade Lerroux, que no he entendido ni jota de lo que le acaban de
decir—
no faltaría más...”
Una República democrática que, de principio, excluía quien no fuera "trabajador"; que conoció las primeras quemas de conventos en menos de 4 semanas, días 10-11 de mayo, y, el 31, la suspensión de 2 diarios, el ABC y El Debate. Esas fueron algunas mimbres con las que se urdió la cosa...
Lo cual me lleva a evocar a Chaves Nogales, buscado por la Gestapo en su exilio francés tras abominar de aquel presente y desentenderse del futuro que aguardaba a los españoles. “... la cosa mínima que pretendía sacar adelante... mi única y humilde verdad era un odio insuperable a la estupidez y a la crueldad... Pero la estupidez y la crueldad se enseñoreaban de España... los caldos de cultivo... nos los sirvieron de los laboratorios de Moscú, Roma y Berlín... Después de tres siglos de barbecho la tierra feraz de España hizo pavorosamente prolífica la semilla de la estupidez y la crueldad ancestrales...", nos dejó escrito.
Acabo. A falta de un denso conocimiento de la Historia, materia propia del historiador, hago su comentario aportando toda mirada limpia, toda honestidad intelectual y la más pura consideración de los hechos de que soy capaz. Las visiones estereotipadas, o ideologizadas, propenden a la distorsión y suelen adolecer de falta de verdad, el tesoro oculto que, tras la apariencia de las cosas, se debe buscar denodadamente. De lo contrario es posible y legítimo evocar el latigazo de un Ortega malhumorado, “Ser de la izquierda es, como ser de la derecha... son formas de la hemiplejía moral”. Eso para empezar. Y sin olvidar que la mentira es un arma revolucionaria.
F. Caro
N1. Madariaga era por entonces embajador de España en Francia. (Anotado el 28.04.2021)