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Sigo preguntándome en
qué corriente de la historia prosigue el naufragio de los españoles tras aquella
vuelta de esquina que supuso 1975. Y releo con toda suerte de cautelas El posfranquismo y la guerra fría, uno de los capítulos de
“Soberanos e Intervenidos...” del profesor Joan
Garcés.
Con toda suerte de
cautelas: si siempre es lo más oportuno, aquí por mayores razones.
En mi opinión la obra
del Profesor Garcés, pese al sesgo que rezuma*, es una lectura imprescindible
para todo aquel que reflexione acerca de nuestra agonía. Aporta explicaciones consistentes, sólidas y documentadas, acerca de cómo se pergeñó la circunstancia que rodeó aquel
esquinazo, ocurrido en un contexto bien definido, de lo que convenimos en llamar
"política internacional", que poco tiene que ver con el escenario de
nuestro presente. Y los 40 años en los que proseguimos deslizándonos por la pendiente
trazada añaden más dificultades, si cupieran, a un imposible cambio de derrota: mi convicción es que nuestro rumbo es de todo punto inderezable; nuestra época de brillo ya pasó. Vale.
El texto ofrece
inquietantes argumentos acerca todo aquel episodio, tanto en lo concerniente a
las organizaciones políticas instituidas para la ocasión, y sus
dirigentes, atados por compromisos personales y “... cooptados que vivieron de gobiernos
y entidades extranjeras –hasta acceder a los Presupuestos públicos–...”, como a ciertos aspectos de nuestra carta magna
que suponen la “... eutanasia del estado nación”. Es aquello que incumbe a una cierta "soberanía nacional", a lo cual se refiere en las pp.181 y sgtes. “A los españoles se les redactó en 1977-78 el texto constitucional mejor preparado para la integración–disolución del Estado en el sistema de la Europa de la guerra fría...”.
Por otra parte aún perviven protagonistas del momento que bien pueden aportar no solo su parecer, sino algunos entresijos de la cuestión, si es que no lo han hecho ya –lo desconozco–, y apostillar lo que J. Garcés anota ahí. Más que nada porque las secuelas del estropicio cada vez son más palmarias, como puede apreciar cualquiera que asome su mirada al asolado solar patrio.
*[Me remito tan sólo al capítulo indicado de esa
3ª edición ilustrada por la imagen. Los alineamientos y simpatías del Profesor
Garcés quedan más que claros y algunos de sus supuestos políticos pueden ser
puestos en solfa con toda legitimidad. Así, un asunto crucial como el
del terrorismo que sacudió y sobrecogió a la sociedad española, en particular
con los gobiernos Suárez, lo elude de su campo de análisis para ser tratado de manera incidental. Veamos. Según
el “Indice de Alfabético” [sic.] pág. 549 y sgtes., el autor, en un texto de
casi 500 páginas, hace una única alusión a la mafia etarra en una
cita de 4 líneas, pág 333. Sostiene, p. 205, en coherencia con el fondo de sus planteamientos, que “El precipitante de la caída de Suárez no fueron,
pues, las actividades terroristas...”, de las que hace una referencia sumaria. No
obstante recoge, p. 207, una confidencia del entorno de F. González, publicada
en El País del 06/11/1980, según la cual “existe
la sensación de que el estamento militar... no soportará por mucho tiempo la
actual escalada terrorista...”]
“Política exterior o internacional”
es lo que subyace, según entiendo. Denominación versallesca, es decir, cínica, de
una guerra despiadada o equilibrio precario de relaciones de poder entre “naciones”
–reales o presuntas– que se encarnan formalmente en estados.
Formalmente, si hacemos caso a lo
que se cita de Sean McBride, p.175, ex ministro de AA EE de Irlanda: “El Presidente de los EE UU no es el amo, es el criado. A
veces se piensa que el amo es el Pentágono. No, es el criado. Pero entonces,
¿quién es el amo? El amo es un consorcio de empresas transnacionales y de
bancos... Representa el sistema que más se aproxima hoy a un gobierno mundial.” [Sean McBride, The Reagan Administration’s Foreign Policy, Londres, International
Progress Organization, 1985].
De ahí lo patético de esos
personajes, tan gerundios como inanes, a los que corresponde que “nos
representen” en la “diplomacia internacional”. ¡Qué sentimiento tan confuso,
entre la profunda consternación y la supina vergüenza ajena, me causa la falta de decoro de los
Margallos o los Moratinos de turno!
Al final la Península Ibérica sigue
ocupando el mismo lugar geográfico de siempre. Marco N de la puerta que abre el
Mediterráneo desde occidente: marco inmerso en pleno antiguo régimen, en tanto que el del S prosigue anclado en el medievo; quien no se consuela...
Y si bien las circunstancias de 2015/16 son bastante diferentes a las de 1975, los intereses en juego no creo
que hayan cambiado gran cosa.
Política exterior o internacional,
lo llaman; no tiene más misterio. Y que cada palo aguante su vela.
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