Un juez alemán, contrariando la solicitud de su fiscalía, ha decretado no se qué respecto del Sr. Puigdemont.
Celebramos el nonagésimo aniversario del maestro D. Antonio Gª Trevijano en unas jornadas celebradas en la localidad riojana de Santo Domingo de la Calzada, cerca de San Millán de la Cogolla, lugar en el que se circunstancia el “nacimiento” de la lengua castellana, el español.
“El consenso político degenera el idioma”, llevaban por título. Y es que en realidad el idioma es el gran caballo de batalla.
Humpty Dumpty, el huevo delincuente, le viene a decir a la Alicia de Lewis Carroll algo parecido a esto:
“Cuando yo digo algo, quiere decir exactamente lo que yo quiero decir; ni más, ni menos”. A lo que Alicia, confusa ante la displicencia de HD, le responde: “Pero las palabras tienen que tener un significado”. HD, impertérrito, finiquita la cuestión: “Lo importante no es lo que las palabras signifiquen; lo importante es saber quién manda”.
Que tipos como el susodicho, o un predicador afincado en Miami –“listo inútil”, por contraposición al calificativo de “tonto útil” que cobardemente emplea para quien ya no puede replicarle, como D. Antonio–, se autodenominen “exiliados”, provoca náusea e insulta la inteligencia. Exiliados fueron los republicanos españoles que, en febrero de 1939, se agolpaban en la frontera de Port Bou, cerrada por el gobierno francés de Daladier.
Sucedió tras la debacle del ejército republicano en el frente de Cataluña, donde los comunistas del POUM desataron una guerra civil dentro del propio bando republicano. La presión de la propia opinión pública francesa obligó al Gobierno francés a que la frontera se abriera.
La administración francesa deparó una calurosa bienvenida a los recién llegados: los derrotados en una guerra fraticida fueron confinados en campos de concentración como el de Argèles sur Mer, que ilustra estas líneas. Nueva derrota para los derrotados.
Campo de concentración de Argèles sur Mer.
Pirineos Orientales. Francia, 1939
Entre esa muchedumbre está mi abuelo. La fortuna le sonrió; salvó su vida. Dos sobrinos, Teótimo y Antonio Sesa Grau, serían deportados para ir a morir en Gusen, uno de los muchos campos de exterminio nazis.
“La entrega al verdugo alemán de esos hombres que habían tenido fe en Francia será una de las mayores vergüenzas de la historia” dirá Manuel Chaves Nogales en “La Agonía de Francia”.
Como en los años 30, y sobre todo en 1939, hiciera todo un pueblo, ponerse del lado del más atroz de los fascismos, un juez alemán parece ser que se ha puesto del lado de otro prefascista, no estoy seguro de que lo haya hecho. Si lo ha hecho, no me sorprende. Sabemos que tras el simulacro de justicia que representó Nuremberg, muchos elementos de la administración alemana, incluida la de la justicia, y en sus más altos peldaños, fueron antiguos SS.
El comunismo es otra cosa. En “El Imperio”, Ryszard Kapúscinski, aporta estas cifras: como mínimo, entre 1918 y 1953 (incluyendo víctimas de la 1ª y 2ª Guerras Mundiales) murieron 58 millones de personas en la URSS; otro cálculo establece que entre 1918 y 1958, el número de víctimas en los campos de trabajo forzado, cárceles y frentes de batalla de las dos guerras mundiales, alcanzó la cifra de 110,7 millones de personas.
Stalin, el ejército rojo, fue el primero en llegar a Berlín. El gran satán mostró una visión política sin parangón al captar la importancia estratégica de que la bandera del ejército rojo fuera la que ondeara tras arriar el estandarte nazi.
Manejó a su antojo la conferencia de Postdam: los aliados tenían que ir y volver diariamente a Berlín, lo cual les suponía días de 22h+2h de viaje. Por si fuera poco, la mesa de la sala de conferencias, saboteada, ocultaba micrófonos en su interior.
Si a las cifras anteriores sumamos las víctimas de Vietnam, Corea, Camboya, Laos, Birmania, Tailandia, China, etc.... el resultado espeluzna. El comunismo no ha tenido ni tan siquiera un simulacro de juicio y, aunque parezca increíble, sigue encontrando adeptos.
Decía que un juez alemán parece que se ha puesto del lado de otro prefascista.
Prefascista porque el intento de crear dos Albanias, al estilo de la del camarada Enver Hoxha, una en el rincón NE de la península ibérica, y la otra en el Golfo de Vizcaya, no son sino delirios de iluminados fanáticos supremacistas prefascistas.
Que, en otro tiempo, Francia mantuviera con el "santuario etarra", o con la barbarie de sus agricultores, sendos focos de tensión para los gobiernos españoles en tales emplazamientos, forma parte del guón: la cordialidad que se conviene en llamar "política exterior". Previamente es preciso tenerla, no ser un estado títere en manos de un ejecutivo patético, como el del Sr. Rajoy.
Pero yugular hasta la asfixia el tráfico de mercancías con las que España abastece los mercados europeos, en la UE del SXXI, no se le ocurre ni al que asó la manteca.
Porque esa onerosísima entelequia administrativa denominada UE, que ofrece suculentas canonjías en los cenáculos de conspiradores, y centros de destinos, en que desde el SXIX, y a decir de D. Benito P. Galdós, consisten nuestros partidos, y como los nuestros todos los de las socialdemocracias europeas, tiene como único propósito perdurar.
Además la UE no tiene ni visos ni posibilidad alguna de ser "algo" en el concierto internacional. Para serlo hay que: 1º, tener el control de fuentes de abastecimiento energético; 2º, tener el control del transporte de esos recursos energéticos, gas o petróleo, p. ej.; 3º, disponer de los ejércitos que protejan la seguridad de esos traslados a la metrópoli; y, 4º, disponer de la tecnología que asegure la supremacía militar.
No hay alternativa, o la entelequia administrativa o un neotribalismo propio de Atapuerca. Los alemanes, nuestros principales acreedores, verán; allá ellos.
Así que gudaris peneuvistas, aguerridos entregados en Santoña al italiano, auténticos tapados en todo este asunto, dejad de soñar. Este año no hay paso de paloma. Es lo que manda la Política Agrícola Común de la UE.
Excelente detalle y recuerdo de una época triste en la frontera con Francia que, aunque por mi edad yo no sufrí, tengo recuerdos de familiares próximos que vivieron situaciones muy complicadas.
ResponderEliminarEn mi opinión, la Unión Europea y el euro son proyectos maravillosos de integración en inicio, pero mal planteados en su creación. Se pueden ver defectos graves en economía, justicia, gobierno, y más
puntos ocultos que hoy no sabemos.
Gracias por el artículo y bienvenido de nuevo
Estimado comentarista, han pasado 6 años y sé de su comentario hoy mismo.
EliminarPedirle disculpas por el despiste parece fuera de lugar..., pero aquí va esa petición.
A veces, lectores que se asoman a hojas ya lejanas, como esta, me animan a responder la pregunta que me hago de qué dije entonces.
Por lo general, no abomino de mis palabras que, en líneas generales, encuentro bastante ajustadas.