[03] ALBERT RIVERA, GAROÑA Y EL TSUNAMI VERDE
Tras
el accidente de Fukusima, que nada tuvo que ver en su origen con
el de Chernobyl aunque sus efectos pudieron llegar a ser
similares, asistimos por aquí a un segundo tsunami, el de procedencia
ecorojiprogre y antinuclear: verde.
Un
artículo que prefiero no calificar*, de una pluma del grupo ABC y matemático para más
INRI, propugnaba el cierre de Garoña y negaba las nucleares. Hacía uso de
argumentos como los que siguen, moneda progre de uso corriente.
Un
personaje de mi novela... decía: «Es tan difícil el
acuerdo para construir una central nuclear nueva que harán funcionar las
actuales hasta el accidente». El tiempo parece que va dando la razón a este
personaje de ficción, porque... ¡el comienzo prometía,
caray! así, directamente, dándose la razón a sí mismo con
personaje interpuesto.
...
El lobby nuclear siempre alardea de la seguridad de las centrales de
nueva construcción y de que es una energía barata y limpia, pero la realidad
les contradice: cuesta un riñón construir una central nuclear, deja residuos
casi eternos y altamente radiactivos que acaban siendo un problema -¿alguien se
acuerda de los bidones arrojados a las fosas abisales marinas?- y, sobre todo,
la terca realidad nos dice que cada quince o veinte años hay un grave accidente
nuclear,...
Como cuesta un riñón 1km de AVE, o de autovía,
o de pista de aeropuerto sin vuelos. Con la diferencia de que estos salen de
nuestros bolsillos y aquellos, de sus accionistas. De los bidones arrojados a
las fosas abisales, como de las centralitas de teléfonos con cables,
ciertamente mis recuerdos son vagos e imprecisos...; los residuos han generado
una tecnología de gestión de vanguardia, que también se aplica a los generados
por las bombas de cobalto de las unidades oncológicas, aunque se trate de
residuos de baja actividad. Tecnología que, por supuesto, sigue la pauta del ¡que
inventen ellos! ¿Y de qué graves accidentes hace mención aquí, en la Europa
Occidental, en los últimos 40 años, p. ej.?...¿....?
... en
Chernobyl fue la obsolescencia de la central y se culpó al sistema soviético
que construía mal; en Fukushima, ¡está tan lejos!, fue un tsunami inesperado,
imposible de prever, y así será sucesivamente. Todo menos aceptar la cruda
realidad, que no es otra que la obviedad de esperar una
tragedia cada quince o veinte años... párrafo
en los que se mezclan la absoluta inconsistencia con
la indecencia intelectual, que se remachaba a continuación:
El caso
de Garoña es paradigmático;... Es tan alarmante el caso de
Garoña que deberíamos saber quiénes serían los responsables, en caso de que se
repita otro Fukushima, ¡está tan lejos!, -cambiando avión o lo que sea por
tsunami-,.....
Porque
desconocer la razón de lo sucedido en Chernobyl y Fukusima, hacer esa miserable
referencia al terrorismo –el avión presto a ser estrellado
allá– y, para cubrir toda la apuesta, invocar el “suceso seguro” [que
hasta el matemático más imbécil discierne al hablar de estadística], en forma
de “...o lo que sea” es de una miseria y de una indecencia intelectual
tal que avergüenza señalar [la imposibilidad física de que un tsunami en
el Cantábrico afecte a Garoña de igual modo que a Fukusima, la acepta hasta
"el que asó la manteca"].
En
mi réplica, inédita porque contravenía el progresismo del medio, argumentaba
así, con elementos que ofrece el propio organismo nuclear francés:
"Francia,
el vecino al que compramos abundantísimos Kwh nucleares, mucho más
baratos que los “renovables”, mantiene su apuesta nuclear con estos
argumentos:
1. Por las necesidades de
energía previsibles a medio plazo.
2. Por su baja aportación a las
emisiones de CO2.
3. Porque se trata de hacer
frente al problema energético y la preservación del clima mediante tres
iniciativas: el ahorro energético, el desarrollo de las energías renovables, y
el desarrollo de la energía nuclear, de la que resulta imposible prescindir en
estos momentos.
4. Por las abundantes reservas
mundiales de uranio frente a los riesgos e inestabilidades que ofrecen otras
fuentes combustibles, como el petróleo y el gas natural.
5. Por el aceptable balance
desde el punto de vista comparativo de la seguridad que ofrece la producción de
energía nuclear frente a las otras grandes fuentes de producción de
electricidad.
6. Por la confianza en la
tecnología de gestión de residuos, aspecto este en el que la ingeniería
francesa se halla en la vanguardia tecnológica. (El principio técnico es
confinarlos de forma estable en estructuras estancas, gestionando su
almacenamiento a largo plazo con las mayores garantías posibles)
7. Por el mantenimiento de
la decisión política [auténtico pacto de Estado
escrupulosamente respetado, por cierto] adoptada por Francia con ocasión de la
crisis del petróleo de los 70, de recurrir a lo nuclear para producir
electricidad por sus propios medios, minimizando la dependencia de condicionantes
externos.
8. Por el mantenimiento de una
estructura productiva barata desde el punto de vista económico que permite a
Francia, considerables ahorros en su balanza de pagos exterior."
Evidentemente
me refiero a una nación, de momento, seria, con un estado, de momento, serio. Y
digo de momento porque no dejo de recordar lo sucedido hace poco más de 75
años, cuando todo se les diluyó como azucarillo en agua, el “Nunca
una catástrofe nacional se ha producido en medio de una mayor inconsciencia
colectiva” de Chaves Nogales, frase que nos será
de aplicación a los españoles, de nuevo, a no mucho tardar.
A
eso nos aboca la efebocracia rampante en ciernes, en la que auténticos
chiquillos, con escasa vida vivida, verdes,
pretenden tomar las riendas de este Titanic en el que el boquete abierto por el
principio de irresponsabilidad consagrada en el 56.3, y extendida como mancha
de aceite a casi toda la res
pública, supone la vía de agua de la que deriva lo que a todas luces se
vislumbra como inminente hundimiento de la nave nacional a la deriva.
Y
como preguntado recientemente por Garoña, Albert no tuvo
respuesta porque todavía no se ha estudiado por completo la enciclopedia
programática de sus expertos [¿en hundimientos, o en esos horribles molinillos
y sombrillas fotovoltaicas que degradan nuestro paisaje?], aquí le ofrezco con
toda liberalidad esta reflexión: ¡Alberto, hombre de Dios, pfv, léala!
TELEÑECO/ADÁN/RIVERA |
23NOV2015
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