Humpty Dumpty ha creado escuela. Sus secuaces han tomado posesión
de cátedras, foros, academias y tribunas... ¡Estamos perdidos!
Una
sagaz apreciación a propósito de mi reciente comentario sobre MVLl, de voz muy
respetable que dejaré en un cortés anonimato con su supuesto beneplácito – “...Su
liberalismo es el liberalismo sin criterio -sin responsabilidad- que es la otra
cara del progresismo. El de derechas, por decirlo así...” –, me he hecho recordar otro lance muy similar vivido con el presidente
de El Imparcial, D. LMª Ansón, hace un tiempo.
Sucedió durante una época de colaboración con el diario a la que el episodio puso fin. Todo
comenzó con los atentados mortales de inspiración islamista contra periodistas
de Charli Hebdo, clientes de un supermercado “kosher” y un policía de servicio,
allá por enero de 2015.
D. LMª tuvo una ocurrencia frívola e irresponsable, a mi juicio, en Máximo respeto para el islam.
Respondí con un texto cuyo
título era Charlie Hebdo & Orwell: máximo respeto; a Uds. sí, claro, título que la redacción acomodó sin mi asentimiento, suprimiendo lo que destaco, bajo
pueriles pretextos de “maquetación”: lo sentí como todo un indicio.
Al
poco El Imparcial se hizo eco de otro artículo de su presidente, El islam contra el terrorismo, “...
que ha tenido amplio eco en las redes sociales” [¡¡¿¿¿...???!! ¿Acaso la
consistencia de un discurso guarda algún tipo de relación empírica con su grado
de audiencia? ¿desde cuando lo cualitativo y lo cuantitativo guardan proporcionalidad directa...? Pfv. Srs., un poco de seriedad, tan solo un poco, si no quieren caer en la majadería más pueril]. De nuevo salí al paso en Religión y realidades sociales.
En
ambos casos el contenido se respetó en su integridad pero la brecha ya se había tornado sima, como tuve ocasión de verificar empíricamente a no mucho tardar.
La
ocasión me la brindó otra promenade de D. LMª por la pasarela de la
vanidad, acompañado por un físico italiano y el inevitable JL Cebrián, gran
impostor con el que guarda gran entendimiento desde siempre, creo, y con el que
forma tándem en asuntos como el de su ingreso, por el tercio de la cuota partidaria,
a la Real Academia de la Lengua. Pobre Real Academia... ¡Y pobre Lengua!.
En su
discurso de recepción de otro doctorado más “honoris/horroris causa”, por una de las tan
innumerables como desprestigiadas universidades españolas, D. LMª no tuvo
reparo en proferir otra enorme sandez: “Como la
arquitectura, el periodismo, además de una ciencia, es un arte, por eso hay que
abordarlo también como un genero literario”.
De mis
apreciaciones, que aquí van, nunca más se supo.
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“Ansón:
Lengua, Ciencia y Periodismo.
Si hay
algo de arbitrario, más que la filosofía, eso es el arte. JF Revel.
Ni la
condición de catedrático de filosofía, ni la de académico de la lengua, ni
recibir reconocimiento publico al hallarse en vísperas de alcanzar la condición
de octogenario, exime a nadie de enunciar gratuidades e inconsistencias.
A la
hora de propagar enunciados no hay dispensa para aquellos que por su
trayectoria o desempeño influyen en la forja de opinión. Precisamente a lo que
están obligados es a todo lo contrario: mayor rigor y precisión, un grado más
de complejidad y elaboración argumental del razonamiento, y más sutileza y
finura, si cabe. Y por ello cada enunciado ha de juzgarse por sí, en función de
su solidez y de su coherencia, independientemente de quien lo formule.
Profesor
de adolescentes, transmisor de saber, esa fue mi profesión. Expresión
paradigmática de la esencia cooperativa de la especie, pese a que apenas hallé
quien compartiera tal enfoque por estos pagos; entre los administradores del
menester, nadie. En Finlandia sí que se entiende y se comparte; perfectamente.
"Los
profesores son quienes transmiten el conocimiento, o lo que ocupa su lugar,
moldean la cultura en su raíz y tienen en su mano la llave que abre a cada
generación el acceso a una representación del universo, … los maestros de
segundo grado que forman a los adolescentes desde los 10 a los 18 años son, tal
vez, los más influyentes en la visión del mundo de una sociedad,..." dijo Jean
François Revel hace más de 25 años, aunque desde entonces hayamos asistido a
cambios vertiginosos de carácter instrumental, que no esencial, en ese
menester.
En el
origen de todo eso no hay otra cosa que la lengua, el idioma, la herramienta
más sofisticada y compleja que la especie ha sido capaz de elaborar, y de cuya
génesis tanto desconocemos.
En
primer lugar permitió –verbalmente– la comunicación entre individuos; más tarde
la conservación –escrita– del saber acumulado, desbordadas ya las posibilidades
que ofrecía la memoria. Porque el saber lo es porque, estando escrito, podemos
acceder a él.
Sólo
comencé a comprender los conceptos básicos de la Física cuando me imbuí del
significado propio e inequívoco de los términos y conceptos que había de
manejar, fuera de la confusión propia del lenguaje ordinario; un auténtico
cuello de botella. Quizás por ello lleve esa exigencia en el manejo de la
lengua demasiado lejos; que, a propósito de enunciados, me muestre poco
flexible ante gratuidades o inconsistencias, sobre todo si provienen de quienes,
por su desempeño, influyen o forjan opinión y si con ello pueden prolongar esa
transmisión de saber.
Por
ejemplo, por remitirme a dos anécdotas recientes, si oigo del Sr. Gabilondo, ex
ministro de Educación y Catedrático universitario de Filosofía, aquello de que
“los
niños españoles, hasta los 10 años, son los más felices del mundo”, no
puedo por menos que imaginarme de inmediato conspicuos encuestadores del CIS
haciendo el trabajo de campo, preguntando por doquier a una muestra
representativa en escuelas y guarderías, para, finalmente, elaborar las
conclusiones en la “cocina” que se dice [los niños serán felices porque lo
afirman ellos, digo: no vamos a caer en asunto tan crucial en una burda
suplantación de personalidad; depurar sus manifestaciones: ahí está el mérito].
Para desternillarse, vamos.
Si leo
del Sr. Ansón que, “Como la
arquitectura, el periodismo, además de una ciencia, es
un arte, por eso hay que abordarlo también como un genero
literario” [el subrayado es propio], vuelvo a caer en el estupor,
como me sucediera hace nada cuando entendí que sus asertos menoscababan nuestro
modelo liberal de convivencia respetuosa.
Porque
si hay algo de arbitrario, más que la filosofía, eso es el arte. Obviamente la
afirmación no es de cosecha propia, hace más de 50 años que la enunció Jean
François Revel. Y de nuevo he de decantarme por lo que escribió el galo, en
contra de lo que proclama el Sr. Ansón.
Pero ciencia y arbitrariedad son conceptos antagónicos: el uno en las antípodas del otro,
ergo hay algo que no encaja. Todo apunta a que el periodismo, por lo general,
tenga muy poco de arte y nada de ciencia, salvando lo excepcional, a lo cual no
me refiero, por supuesto.
A
Chaves Nogales le guiaba contar lo que había visto y vivido más fielmente de lo
que él quisiera; su única y humilde verdad era un odio insuperable a la
estupidez y a la crueldad.
Kapuscinski,
a su paso por el Congo, se preguntaba de dónde había salido en África tanta
tribu, cada una con su lengua,
sus costumbres y sus dioses; a veces separadas por tan solo unos centenares de
metros o el curso de un río. ¿Cómo surgió todo eso?, se preguntaba. Mientras,
en un país desgarrado por guerras tribales tras el paso del colono belga, y
carente de lo más indispensable, cavilaba de qué modo podría trasmitir algún
día sus notas a la redacción.
¿Pensarían
en algún momento que hacían “ciencia” o que aplicaban una disciplina tal?
¿Se
mostrarían aquiescentes Plá, o Umbral, que son de lo poco que escasamente
conozco de la gloria literaria periodística, con tal proclama?
A la
hora de propagar enunciados no hay dispensa para aquellos que por su
trayectoria o desempeño influyen en la forja de opinión. Precisamente todo lo
contrario.
A no ser que el elenco de seguidores de Humpty Dumpty haya
tomado posesión de cátedras, foros, academias y tribunas, en cuyo caso he de
aceptar con resignación que no mandé mis naves a luchar contra los elementos.”
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D. LMª es
capaz de sostener que “...la libertad de expresión es el cimiento sobre el que se asienta la democracia
pluralista plena”, a la vez que acalla en su diario la voz disonante, aplicando la razón de su fuerza, y administra cadalso a quien disiente. [Nada que pueda sorprender entre nosotros, por descontado. Afortunadamente el progreso de las ciencias positivas han hecho posible tribunas de libertad como esta; es otra aportación totalmente ajena a les gens de lettres].
Es obvio por empírico: la afamada “libertad de expresión” es la libertad que tienen los editores
de publicar aquello que les convenga o venga en gana.
Acabo permitiéndome recordar un par de frases a tan egregio prócer:
- Una: "... what the proprietorship of these papers is aiming at is power, and power without responsibility – the prerogative of the harlot throughout the ages."
Mr. Baldwin la espetó a los magnates de la prensa, Lord Beaverbrook y Lord Rothermere, el 17 de marzo de 1931 y en plena campaña electoral.
Mr. Baldwin la espetó a los magnates de la prensa, Lord Beaverbrook y Lord Rothermere, el 17 de marzo de 1931 y en plena campaña electoral.
-Dos, "La fama es efímera; lo que perdura es la infamia".
La pronuncia Mike Wallace, prestigioso presentador del informativo de la CBS 60 minutos, en El Dilema. La película está inspirada en el episodio de la confesión de Jeff Wigand, reputado científico empleado en una tabaquera, acerca de las conductas seguidas por esa industria para fomentar la adición de los consumidores. 60 minutos la dio a conocer al gran público, en un programa de enorme impacto, el 4 de febrero de 1996.
La pronuncia Mike Wallace, prestigioso presentador del informativo de la CBS 60 minutos, en El Dilema. La película está inspirada en el episodio de la confesión de Jeff Wigand, reputado científico empleado en una tabaquera, acerca de las conductas seguidas por esa industria para fomentar la adición de los consumidores. 60 minutos la dio a conocer al gran público, en un programa de enorme impacto, el 4 de febrero de 1996.
Mike Wallace |
Y es que hay cosas que van mucho más allá, en peor, que una burda frivolidad "liberal".
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Diccionario de Autoridades - Tomo II
(1729)
CADAHALSO. s. m. ... oy
comunmente por cadahalso se comprehende el tablado que se hace para castígo de
algún delinqüente, que es noble, y merece la pena ordinária. Covarr. dice
viene... Algunos escriben Cadalso; pero impropriamente. ...
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