«Mi Panamá es un país muy saludable pues que aquí, en nuestras
clínicas de postín, les sanamos de esos males tan agudos de allí...»
*~*~**~*~*
Estimados
lectores. Estos días de tanto ajetreo mi correo anda muy atareado. Por fortuna
este que recibo, de un tan desconocido como muy entrañable amigo panameño, no fue directamente a la
papelera. Seré todo un caballero y no defraudaré su confianza en mí, a la que
se hace acreedor con ese depurado saber que aporta desde el trópico para las pequeñas
contrariedades de la vida. Ahí va.
*~*~*~*~*
«Sr. editor y amigo.
Sigo con atención
sus comentarios y, viendo que no hace caso a este pequeño rincón del
planeta que tanta fama atesora, mi Panamá querida, me digo si tendrá a bien publicar
esto que se me ocurre, ahora que estoy solito con la sola compañía de un mojito.
Ya sabe que unos “Papeles de Panamá”
nos tienen pero que muy distraídos por aquí, y también por allí y por allá,
porque no hay rincón en el que no haya caído alguno como llovido del cielo, de tantos como se aventaron.
Que si fue Pedro,
que si fue Juan quien lo hizo. Que si querían perjudicar a Cosme beneficiando a
Damián... ¡vaya balacera que se organizó!
Panamá, mon amour |
*~*~*~*~*
Mire usted, Sr.
editor, que secretitos por aquí no puede haber. ¿Quién viene? ¿A qué? Es muy
fácil de saber; esto es muy chico... Y si llevas sombrero, gafas de sol y el
cuello de la gabardina alto, pues que te ven más...: “¿Y
ése, pues quién será? ¿Y aquél, pues quién le habrá mandao? ¡Ándele!, ¡otro que
se fue para la clínica de postín!...”
Sr. editor, que no
hay cerradura segura que no se pueda abrir: el que la fabricó bien que lo sabe.
Y por qué confiar en él, que fabrica cerraduras seguras porque todos desconfían de todos... Y aún confiando en el cerrajero, buen hombre pues que lo conozco de
corazón, ¿por qué no pensar en que otro “cerrajero inverso” tenga tanto tino como
él y averigüe los secretitos de su candao? ¿Y no se compra y se vende todo,
pues...?
Yo hasta paso
miedo de que, soñando, diga los números secretos de mi celular y mi exposa los
averigüe a calladitas y me pueda perjudicar...
Lo que me produjo
mucha tristeza es que estuviera ese chico tan simpático del cine, ese que anda bajo
una escarola, Almudévar, creo qu'es.
Yo confiaba en él
porque era muy apuesto y formal, muy preocupado con los necesitados, con los
trabajadores, desprendido, y que nada tenía que ver con cerraduras.
¡Y como avisó de
que allá, en la madre patria, los canallas de siempre pensaban dar otra asonada,
como la de aquel señor con bigote que se televisó y todo! Aunque luego dijo que se equivocó..., pero menuda pedrada que propinó de propina...
No se puede uno confiar, Sr. editor, ni de los chicos apuestos y formales. ¡Vas confiado y te
distraes!. Sin darte cuenta de que andan por ahí trajinándote tus dólares
directamente de tu cartera a la suya: que si un impuesto, que si una cuota; que
si por “A”, tasa; que si por “B”, impuesto; que si por “C”, exacción; que si
por “D”, contribución; que si por “E”, arbitrio; que si por “F”, recargo... y
tu cartera que se queda como muy flaquita, sin pensar, en un santiamén ...
Y no es que nunca
tienen bastante, es que siempre andan escasos. Y vuelta a apretar la corbata,
que ya empiezan a verse las lenguas saliendo por las ventanas, que me cuenta un
amigo que tengo allá en Madrid.
Por eso aquí damos
amor a mucho pobre doliente, les aliviamos de tanto pesar y se nos vienen con escarola
y todo; también los pobre ricos progres, Sr. editor, que los $, $ son. Y que ni las escarolas
ni los $ pitan en el aeropuerto, gracias a Dios.
Así que, Sr.
editor, mi Panamá
es un país muy saludable pues que aquí, en nuestras clínicas de postín, les
sanamos de esos males tan agudos de allí, de allá, o de adonde sea.
Si esos chicos de mibolsillo_esmio_sinfronteras.org
se preocuparan de la epidemia, la vida volvería a ser plácida aquí en mi Panamá,
desde donde le mando un caluroso abrazo ahora que acabo con mi plática y con el
mojito que bien que me inspiró.
Muchas gracias,
Sr. editor.
Suyo, afectísimo, Timoteo Mercader.»
*~*~**~*~*
Interpretación de las palabras del amigo Timoteo.
Espero no equivocarme si digo que la pretensión de Timoteo era dejar en claro, respecto de los "Papeles de Panamá", que:
a. No hay barreras de seguridad que no se puedan franquear, siempre que se pague el precio correspondiente;
b. Se desconoce quien lanza la pedrada, pero, como consecuencia de "a", podría llegar a saberse;
c. Los efectos pretendidos y los efectivos pueden parecerse como una rana y una cancha de basket;
d. Los impuestos, los sistemas fiscales, no están previstos para recaudar de quien más recursos tiene sino de quienes no pueden evitarlos;
e. La voracidad fiscal y la codicia sin límite de gobernantes, explican conductas de los gobernados;
f. El órgano desempeña la función a resultas de la necesidad: los que más recursos tienen son los mismos que arbitran las soluciones ya que son los que gestionan el poder hacerlo;
g. Una cosa es predicar, Almodóvar, y otra muy diferente, dar trigo;
...
h. No hay nada nuevo bajo el Sol, añado de cosecha propia.
Pues ahí y así queda.
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