[177] NIGEL FARAGE: JAQUE A NAT WEST

  ... resulta muy reconfortante comprobar cómo, todavía, se dan rincones en los que los poderosos no pueden ejercer con total impunidad el medieval derecho de pernada.

Leo en Salmonetes ya no nos quedan, el blog del Julio Camba de nuestra generación -si Ignacio Ruiz Quintano y yo no somos coetáneos, le falta el canto un duro, un texto de D. Dalmacio Negro Pavón del que tomo el pasaje que sigue (hay que remitirse a la fuente, La Gaceta de la Iberosfera, si se desea conocer el contenido de las notas referidas):

"La vida social se basa en la confianza.[5] Aristóteles decía en la Ética a Nicómaco (libro VIII, capítulo IX) en la amistad civil. Pero la confianza o amistad civil disminuye o desaparece cuanto mayor sea la “diversidad” multiculturalista de trasfondo racista. ¿Quiénes se fían hoy de los gobiernos a los que, sin embargo, votan? El pluralismo de la diversidad es una suerte de ideología, que fomenta la indiferencia o animosidad hacia los otros grupos y socava la confianza que los individuos depositan unos en otros unificándolos espiritualmente y formando un cuerpo político.[6]" 

 Destaco lo que constituye la piedra maestra, el basal del edificio de la convivencia, porque eso es precisamente lo que se ha cargado Dame Alison Rose, la exquisita ex-consejero delegado de Nat West: la confianza en su entidad; por pura petulancia, es de suponer.

Parece ser que Dame Alison Rose se confió, durante el transcurso de una cena benéfica, a un periodista de la BBC. Y en el chalaneo, no calló, y cayó en desvelarle las razones por las que se "desbancó" de Coutts a Nigel Farage, ni más ni menos.

Coutts es una banca selecta, para clientes escogidos, filial de NatWest. A Nigel se le "desbancó" no porque no alcanzara los umbrales financieros establecidos por la entidad, sino porque su ideología no era grata a la establecida para el grupo.

Dame Alison Rose impulsó el espíritu al que el grupo debía ser fiel: transversal, inclusivo (salvo para los que hay que excluir por heterodoxos, claro), ecosostenible, y todas esas milongas "posmodernas".

En verdad que no sé si es cosa de posmodernidad*, a la que también hace mención D. Dalmacio. Para mí, y mi supina ignorancia, que se trata de ocupaciones de espíritus exquisitos, fortunas supermillonarias, o gente ociosa. Como Dame Rose Allison, por ejemplo.

*He recordado unas palabras de Alexis de Tocqueville: Si el cristianismo debe realmente desaparecer, como tantas personas se apresuran a decir, nos sucederá lo que ya les aconteció a los antiguos antes de su llegada, una larga decrepitud moral, una vejez disoluta y agitada que acabará por traer, no sé de dónde ni cómo, una nueva renovación (Correspondencia con A. de Gobineau; 1843). 

No es descartable que estemos viviendo en nuestra ámbito socio-cultural occidental esa larga decrepitud moral, esa vejez disoluta y agitada. Pero no porque el cristianismo vaya a desaparecer sino por sobredosis de bienestar (no hablo de una administración de una doctrina, como lo es el catolicismo, hablo de la doctrina en sí). El cristianismo no desaparecerá porque está en la raíz de la formulación de la Democracia, la alumbrada con la declaración encabezada por, We, the people...,  que resultó ser "fruto del huerto cristiano cultivado por mano protestante", no cabe atisbo de duda.

En el S. XIX, gente así podía vivir el viaje como aventura y, en definitiva, verificar que las piedras de las pirámides de Egipto estaban en su sitio, por ejemplo. Hoy en día, la banalización del viaje, objeto de consumo de masas (que no calificaré de chusmas, Dios me libre porque en la viña del Señor hay de todo), ha desprovisto la ocupación de cualquier atisbo de sublimidad y esas gentes han  de buscarse la vida por otros derroteros.  

Esto es lo que se cuece en el UK: una banca, selecta, siguiendo directrices fascisto-mugrientas de su cochambrosa matriz, instituida en cátedra moral. 

Algo así como unos neo-telepredicadores con el Rey de Bastos como argumento supremo. Para que luego hablen de la Inquisición...

El escándalo subsecuente está siendo de órdago en el UK, y Mr. Farage ha puesto contra las cuerdas a todo el consejo de administración de NatWest, como en su día puso contra las cuerdas a la UE y sus instituciones, cuestión esta de mucho mayor calado aún, y que dudo de su comprensión generalizada.

Mr. Farage frente a NatWest (otrora, la UE)

En efecto, Mr. Farage vivió en persona como un eurodiputado era un poder sin control, un auténtico mandarín, del que podían brotar las ocurrencias más descabelladas. El sátrapa solo se debía al partido en cuyas listas cerradas y bloqueadas había sido aupado.

En contraste, un diputado de Westminster responde ante el electorado de su borough -distrito electoral unipersonal; su oficina está sometida a control en cuanto al destino de sus recursos financieros, y, para colmar el vaso, se encuentra al socaire de verse depuesto -a resultas de una iniciativa ciudadana, durante su mandato.

Este es el sistema que impera en el UK desde hace siglos; aquel, el instaurado en la práctica totalidad de la Europa Occidental, tras 1945 (para otros, algo más de 30 años después); es decir, sistemas tan antagónicos como la duda y la certeza.

Bauticé lo sucedido con el nombre de Paradoja de Farage, y hablé de ello en  [104]. Y como hay que regar cuando baja agua, el lance Farage-NatWest me ha venido como anillo al dedo para volver a tratar de deshacer las dudas que pudieran existir acerca de aquello, cuyas secuelas aún presentan signos de marejada.

En todo caso, resulta muy reconfortante comprobar cómo, todavía, se dan rincones en los que los poderosos no pueden ejercer con total impunidad el medieval derecho de pernada -bancaria en la ocasión... ¡Ya me gustaría vérmelas en esas! No obstante, lo excepcional son conductas a lo August Landmesser, el hombre que rechazó saludar a lo nazi.