[09] CORRUPCIÓN E IMPUESTOS: LA ESPIRAL LIBERTICIDA
LA INCONSCIENCIA COLECTIVA CONDUCE A LA CATÁSTROFE
La corrupción a la que aquí me refiero es, en síntesis, el trasvase ilícito de recursos aportados por las personas comunes, vía precios o vía impuestos, en favor de unos pocos. En un caso el alcance es "restringido"; en el otro "amplio", pero en ambos su efecto es demoledor.
Como en toda actividad
ilícita, el balance
riesgos/beneficios es lo que la propicia. Cuando los riesgos son escasos o fácilmente
esquivables el aliciente es aún mayor. Por otra parte la tolerancia del cuerpo
social, que elude la responsabilidad del ejercicio de la ciudadanía auténtica,
y esa otra manifestación de degradación que exhibe la administración de la
justicia, son factores coadyuvantes. Y no puede omitirse que el anhelo de bienestar es algo común entre las personas y, ante la posibilidad de conseguirlo de cualquier forma, incluso a costa de los más necesitados, las conductas humanas son por lo general las que son: mezcla de codicia, egoísmo y vanidad.
Sostengo que aquí su raíz se hunde en el principio de exención de responsabilidad que consagra el 56.3
de la Constitución en favor de la persona del Jefe del Estado y más allá del
ejercicio de sus funciones como tal; 6
D. Constitución y AR.
[“Irresponsabilidad,
DRAE: 3. f. Der. Impunidad que resulta de no residenciar a quienes son
responsables”. Si en una empresa la cabeza es absolutamente irresponsable, ¿por
qué habrían de serlo los miembros del Consejo, de la Gerencia o sus propios
trabajadores...? Todos se creerán a salvo por graves que sean las fechorías que
cometan.]
EL GASP, EL GRAN ACUERDO PARA EL SAQUEO DEL PRESUPUESTO, O LA TRANSACCIÓN DEL 77 (LA GRAN AMPLIACIÓN DEL Nº DE PARTIDOS DEL ESTADO PARA EL NUEVO ESTADO DE PARTIDOS) |
Un ejemplo entre tantos: el "caso
PLAZA"*, sucedido en esa Salamanca de la corrupción en que ha
devenido la heroica Zaragoza de 1809, [recuérdese otro ya lejano, el "caso Marco", uno de los
jefes del gobierno regional que parece ser se apropió hasta del mobiliario de
su despacho...] “Tres
magistrados de la Audiencia de Zaragoza deberán juzgar dentro de unos meses si
la construcción de la plataforma logística Plaza, la mayor de Europa en su ramo
con una superficie de más de 90 hectáreas, fue un proyecto poco acertado y peor
ejecutado –tanto como para acumular deudas por 60 millones tras dispararse su
presupuesto de 146 a 397- o se trató de la tapadera que posibilitó el mayor
desfalco documentado en Aragón, hasta 200 millones de euros según su ex– gerente
Jesús Andreu.”, leo al azar de entre lo que ofrece el buscador; eldiario.es/aragon/economia/Plaza-proyecto-fallido-tapadera.
Es decir, que se arrojaron por un sumidero cantidades enormes. Cantidades aportadas por todos de una forma u otra, incluidos quienes más necesitados se hallan. En efectivo, en especies, o
de ambos modos a la vez, beneficiaban o desembocaban en bolsillos bien
determinados.
En una obscena y demoledora
espiral de relaciones causa–efecto, la suma de las cantidades derramadas por el sinnúmero de sumideros alcanza, en España, importes tan exorbitantes que la nación ya se muestra exangüe. Es una hemorragia en la caja pública que necesariamente hemos de restañar; es el aspecto cuantitativo inmediato. Y para ello se
actúa de dos modos: uno bien perceptible; el otro menos, aunque contribuya a
retroalimentar al anterior.
El manifiesto es el
acudir, de nuevo, al concurso de todos... subiendo impuestos.
El menos perceptible es
el recurso canallesco al crédito externo que exorbita la deuda. Así endosamos a
los que nos sucedan la cuenta pendiente de pago por fastos, juergas y fechorías
diversas. A la vez se hace más perentoria la necesidad de... subir impuestos.
¿A dónde ha conducido
tal espiral en términos morales/políticos?
–A una degradación
absoluta de la confianza en quienes asumen el gobierno de la res
pública;
–A un sometimiento cada
vez mayor a resultas de un empobrecimiento galopante, de los más modestos. Empobrecimiento doble: en la disposición de recursos propios y en la
contracción de la cantidad y calidad de los servicios disponibles; el notable
deterioro que manifiestan muchas carreteras y la repercusión que ello conlleva
en siniestralidad, tiempos de desplazamiento y averías de los vehículos que por
ellas circulan, es tan sólo un simple ejemplo.
–A un suicida “empobrecimiento social” bajo esa
forma de “solidaridad inversa” hacia los países más desarrollados que consiste
en que nuestros jóvenes mejor preparados hayan de buscar expectativas de vida
acordes con su mérito fuera de nuestras fronteras. Bajo otro aspecto se repite
lo sucedido cuando excelentes matriceros, torneros, fresadores, mecánicos, etc.
se vieron obligados a emigrar a Alemania, Francia y otros países en
reconstrucción tras el desastre de la 2ª Gran Guerra, en los años 60, para poder sostener un proyecto de vida digna que en su patria no les era posible forjar.
Por si cupiera duda: si mi libertad tiene un
soporte bien tangible en mi capacidad de consumir, de elegir mis opciones de
conformarme como persona, cuanto más se me sustrae vía impuestos, o precios
sobreelevados a consecuencia de esas prácticas ilícitas –por ejemplo en bienes de
primera y principal necesidad, como la vivienda, presidio económico de tantos y tantos, y paradigma de la cuestión–, más se me empobrece y
cercenan mis posibilidades: estoy más restringido, más sometido. Puro
liberticidio.
¿Por qué es rechazable
el recurso al aumento de los impuestos? Además, porque el monstruoso punto de partida de que nuestros
impuestos están establecidos –de facto– sobre la base de recaudar de quienes no
pueden evitarlos y no de quienes más pueden aportar; otra nueva faceta del
hecho corrupto; lo propio de una
trama fiscal del S XVIII, como anota Tocqueville en El Antiguo Régimen y la Revolución.
En este marco de
referencia esbozado, la corrupción y las subidas de impuestos son hechos
imbricados y esencialmente liberticidas, totalitarios o reaccionarios, lo que
Uds. prefieran, dígase lo que se diga, para los que no vislumbro salidas razonables.
No cabe pensar que los
Srs. candidatos del 20D, y colaboradores necesarios, dispuestos al sacrificio
de su entrega al buen gobierno de la cosa, muestren ahora lo que nunca en estos
últimos tiempos, un mínimo de responsabilidad, de sentido ciudadano y de
manifestación de conducta cooperativa con sus compatriotas.
A buen seguro que
proseguirán en el alarde de miseria moral e intelectual, arrogancia, codicia y egoísmo de
vuelo ralo, que han venido manifestando hasta este momento. Volveremos a ser testigos de la sórdida inversión de papeles ya acostumbrada: de sumisos corderitos de los mandarines de sus partidos, que los pusieron en las listas, los distinguidos por los votos del pueblo se tornarán lobos feroces para quienes les auparon. ¡En lugar de ser ellos sus primeros y principales servidores, tomarán por siervos a quienes los sostienen con sus impuestos! Así viene siendo y así será; ¿por qué habría de cambiar el curso de los hechos si el cauce sigue invariable?.
Acudirán, como ya lo
vienen anunciando**, al facilísimo recurso de aumentar las cargas en
el IRPF, en el IBI, o donde sea, cuando lo que urge es atajar ese tumor
galopante llamado corrupción y reajustar, cueste lo que cueste, el desmesurado
e ingobernable consumo de un mecanismo nada eficiente, corroído y de pobrísimo rendimiento, pues lo que "quema" es muy superior a lo que "desarrolla": ésa es la realidad de nuestras instituciones políticas.
Y de ahí la inanidad de nuestra presencia en el concierto de naciones que
merezcan el nombre de tal.
No faltarán quienes
busquen autoamnistiarse, en una especie de catársis beatífica disfrazada de un
"volver a empezar virtuoso", so pretexto de que era mal común muy
difícil de esquivar... Ya tuvieron esa posibilidad, que se reitera hasta lo
inaceptable, en forma de amnistías fiscales a las que pudieron acogerse esos
mismos beneficiarios del desvío ilícito de caudales.
Y seguramente
desdeñarán lo más aconsejable: ofrecer un respiro que aliente en los más
un soplo de esperanza en esta agonía, lo cual sería de pura ecología política,
o enfoque de sostenibilidad, porque en
circunstancias similares el desenlace suele
ser el recurso a la figura del salvador mesiánico–cesarista, es decir la
vuelta al sometimiento institucionalizado propio de un régimen
autoritario; es lo que muestra la historia.
Así que, como nos viene
sucediendo desde hace ya un tiempo, seguiremos echando borrones en las páginas
del cuaderno de nuestra historia.
**"El PSOE negocia con Podemos subir el IRPF a partir de 50.000 euros [de base liquidable]". Heraldo de Aragón del pasado sábado 5, en portada [El ejecutivo regional aragonés lo componen socialistas y un regionalista de CHA, con apoyos parlamentarios del movimiento totalitario–populista citado y, ocasionalmente, otros. Lo mismo puede darse en cualquier otro lugar].
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